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martes, 15 de abril de 2014

MASTITIS





¿QUÉ ES LA MASTITIS?

La mastitis es la inflamación de la glándula mamaria. Hay múltiples causas que pueden provocar esta inflamación: puede aparecer durante la lactancia en forma de mastitis puerperal o en cualquier otro momento como mastitis no puerperal.

Si tienes mastitis puedes sentir la piel de tu pecho inflamada causando dolor, generalmente afecta a un solo pecho, puede que notes zonas rojas, duras sensibles al tacto o calientes. La inflamación podría o no ser causada por una infección. Los síntomas de infección incluyen escalofríos, fiebre (38 grados o más) y fatiga.

¿CUÁL ES LA CAUSA DE LA MASTITIS?

Cuando la mastitis no se debe una infección, podría ser causada por acumulación de leche en los pechos o por conductos de leche tapados. Cuando sí se trata de una infección puede deberse a lo anterior o a gérmenes (generalmente se debe al staphylococcus aureus) que invaden el tejido mamario a través de grietas o fisuras en los pezones.

Una mujer que acaba de tener a su bebé podría sentirse estresada y cansada, y si no ha dominado la técnica de poner correctamente al bebé al pecho podría tener los pezones agrietados y ésto las hace más susceptibles a la mastitis.

La mastitis puede ocurrir en cualquier fase de la lactancia, pero es mucho más común durante el primer mes de lactancia.

¿CÓMO PUEDO TRATARLA?

Durante las primeras 24h, aplícate compresas calientes sobre los pechos, amamanta a tu bebé con mayor frecuencia (eso podría ayudar a curar más rápidamente la infección) y toma algún calmante tipo ibuprofeno, si no mejoras acude a tu médico, él te tratará con antibióticos, analgésicos y compresas calientes.

¿CUÁNTO TIEMPO DURARÁ?

Si tienes infección y te la diagnostican pronto, es fácil y rápido tratarla. Te deberías sentir mejor en 48 horas después de haber iniciado los antibióticos y pronto estarás recuperada. Toma todos los antibióticos que te receten para evitar que la infección pueda regresar al cabo de unos días o semanas. Si a pesar del tratamiento los pechos aún te duelen y todavía tienes fiebre, acude al médico nuevamente.

La mastitis es una infección que no se debe ignorar. Si no se trata adecuadamente, haber complicaciones, como abscesos en el pecho, los cuales requieren antibióticos y una cirugía para drenarlos.

¿CÓMO PUEDO EVITAR LA MASTITIS?

La mejor manera de evitar la mastitis es descansar y alimentarse bien. Llevar una dieta equilibrada y sana al amamantar. Cuanto más agotada estés, más susceptible estará tu organismo a las infecciones. También vacía tus pechos ya sea amamantando o con un extractor, no dejes que se llenen con leche. Si tienes un conducto tapado usa compresas calientes y masajea el área para que la leche logre salir. Evita sujetadores muy ajustados o con varillas. Poner bien el niño al pecho ayuda a evitar grietas en el pezón, también se recomienda untar con leche materna toda la zona del pezón cuando acabes de dar el pecho así como ofrecer al niño el último pecho que tomo la vez anterior, es decir si en la toma anterior acabo con el pecho izquierdo, será el pecho izquierdo el primero que le ofrezcamos en la siguiente toma.

¿DEBO DEJAR DE AMAMANTAR SI TENGO MASTITIS?

No. De hecho, es muy importante que continúes amamantando mientras te curas de una mastitits. Aunque a veces puedas sentir dolor extremo, es necesario que tu bebé se alimente con frecuencia para que la leche siga fluyendo y evites que se formen más bloqueos en los conductos. Prueba colocarte una toallita caliente sobre el pecho afectado durante varios minutos antes de cada toma, así estimularás la bajada de la leche y no te dolerá tanto amamantar.

Si el bebé no logra vaciar el pecho inflamado en cada toma, termina de vaciarlo tú con un extractor de leche. Y si no puedes tolerar el dolor al amamantar, prueba extraerte la leche y dársela a tu bebé en un biberón. Pero hazlo lo menos posible y sólo para aliviar la infección, ya que tu bebé es capaz de vaciar los pechos con más eficacia que cualquier sacaleches.

¿AFECTARÁ LA INFECCIÓN A MI BEBÉ?

La mastitis no le hará ningún daño al bebé, aunque puede reducir la cantidad de leche producida en el pecho afectado.