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domingo, 14 de abril de 2024

PERIODONTITIS, CAUSAS Y TRATAMIENTOS

 

Periodontitis: Causas, síntomas y tratamiento de la enfermedad periodontal

¿Sientes dolor, inflamación y/o sangrado en tus encías al cepillarte los dientes desde hace tiempo? 

Si has notado alguno de estos síntomas, debes saber que eso no es normal y que deberías acudir a un especialista en periodoncia para que te realice un examen bucodental completo. 

Esto puede ser un síntoma de gingivitis o de periodontitis, que si no se trata a tiempo puede causar graves daños en los dientes y en los tejidos de la boca.

¿Qué es la periodontitis?

La periodontitis es una enfermedad bucodental inflamatoria crónica que afecta a los tejidos que forman la estructura de la boca incluyendo: dientes, encías y ligamentos periodontales.

En sus comienzos, la periodontitis se manifiesta como una severa inflamación de las encías (gingivitis). Pero si no se trata a tiempo, puede progresar y derivar en periodontitis, provocando complicaciones como: pérdida de encía (retracción de encías), destrucción del hueso y finalmente la pérdida de los dientes, en los peores casos.



Diferencia entre gingivitis y periodontitis

Aunque tienen muchas similitudes, la gingivitis y la periodontitis son dos enfermedades bucodentales diferentes.

La gingivitis es una enfermedad inflamatoria reversible que afecta principalmente a las encías. 

Esta enfermedad se produce por la acumulación de placa bacteriana entre los dientes y las encías, provocando inflamación y sangrado de las mismas. Si se trata a tiempo y se realiza un correcto tratamiento de encías, esta enfermedad se puede curar y no reviste especial gravedad.

La periodontitis es una enfermedad crónica e irreversible. Esta es una de las grandes diferencias entre gingivitis y periodontitis. Afecta principalmente al periodonto (tejidos que rodean y sostienen el diente, como el ligamento periodontal y el hueso alveolar).

La periodontitis es una enfermedad que se produce por la acumulación de placa bacteriana entre los dientes y encías. Esta placa bacteriana destruye los tejidos periodontales, lo que provoca la pérdida de los dientes y encías retraídas

Afortunadamente, es posible tratar la periodontitis de forma adecuada para reducir los síntomas y mantener unos niveles apropiados de salud bucodental.

A pesar de que estas enfermedades son completamente diferentes, la periodontitis en su estadio inicial se suele presentar como gingivitis. 

Por lo tanto, es importante prestar atención a cualquier signo de alarma para evitar que la gingivitis se agrave y se desarrolle la periodontitis. Y en cualquier caso, visitar con periodicidad al especialista, ya que no siempre se es consciente de los indicios de la enfermedad de las encías.

Síntomas de la periodontitis

Los síntomas de la periodontitis son variados y pueden ser difíciles de detectar, especialmente en su fase inicial.

Estos síntomas incluyen: encías inflamadas, sangrado, dientes sensibles al tacto, dolor al masticar, mal aliento, movilidad dental, acumulación de sarro bacteriano, pérdida ósea alrededor de los dientes, y en casos más avanzados: pérdida de los dientes.

En ocasiones, la periodontitis pasa desapercibida para aquellas personas que la padecen, ya sea porque no son conscientes de sus síntomas o porque se autodiagnostican de forma errónea. 

Esto, a largo plazo, puede ser perjudicial, ya que puede provocar complicaciones de mayor gravedad.

Por este motivo, es fundamental que si presentas algunos de los signos o síntomas de la enfermedad acudas al especialista en periodoncia para que te realicen un diagnóstico preciso y establezcan el tratamiento de periodontitis más adecuado para cada caso.

Esto ayudará a prevenir problemas mayores y a mejorar tu salud bucodental.

Causas de la enfermedad periodontal

La periodontitis se produce como consecuencia de la acumulación de placa bacteriana en la boca. 

Esta placa se va acumulando en los espacios interdentales y en las encías, provocando inflamación (entre otros síntomas). Si no se trata a tiempo, la inflamación puede progresar y derivar en periodontitis.

Además de esta acumulación bacteriana, existen otros factores que pueden ser el detonante de la enfermedad periodontal o agravar su avance.

Estos factores de riesgo son: fumar, diabetes, obesidad, edad avanzada, mala higiene bucal, estrés, enfermedades sistémicas, y algunos medicamentos.

De nuevo, será importante que si te identificas con alguno de estos casos, acudas periódicamente a un profesional de odontología para que realice los controles oportunos y así prevenir la enfermedad periodontal y detectar cualquier signo de alarma a tiempo.

¿La periodontitis se cura?

La periodontitis es una enfermedad crónica que, aunque no se puede curar, sí se puede controlar y tratar para detener su progreso.

El objetivo es conseguir que los síntomas no empeoren y mantener una buena salud bucodental durante el mayor tiempo posible.

Para lograrlo, se recurre a una combinación de tratamientos (según se trate de periodontitis leve, media o severa) como por ejemplo; limpiezas profundas, alisado radicular, cirugías y tratamientos con láser, entre otros.

En el siguiente apartado lo vemos con mayor profundidad. 


¿Cómo se cura la periodontitis? ¿Qué tratamientos hay para la enfermedad periodontal?

Como te contábamos arriba, en realidad la periodontitis no se cura, sino que se trata para evitar que su avance derive en complicaciones mayores.  

El tratamiento de la periodontitis depende de cada caso en particular, y debe ser llevado a cabo por un especialista en periodoncia.

Los tratamientos para la periodontitis suelen combinar una serie de procedimientos como:

1. Erradicar la causa

La primera medida para tratar la periodontitis es identificar y eliminar (en la medida de lo posible) la causa que la provoca o los factores de riesgo que la agravan.

Esto significa que hay que identificar cualquier hábito o factor que pueda estar contribuyendo al desarrollo de la enfermedad y tratar de eliminarlo.

Por ejemplo; si la periodontitis se debe al tabaquismo, el paciente deberá dejar de fumar para evitar que la periodontitis vaya a más. Esto es un paso fundamental para tratar la enfermedad y reducir el riesgo de complicaciones.

2. Raspado y alisado radicular

Es una técnica dental que se realiza para eliminar la placa bacteriana y el sarro acumulado alrededor de los dientes, permitiendo así que las encías se cicatricen y que los dientes recuperen su estabilidad.

Esta técnica se realiza con un instrumento especialmente diseñado para eliminar la placa y el sarro de alrededor de los dientes, sin dañar el tejido blando o el esmalte dental.

El raspado y alisado radicular también ayuda a mejorar la salud de las encías al reducir la inflamación y el sangrado y previene la formación de nueva placa y sarro, reduciendo así el riesgo de desarrollar enfermedades periodontales.

No se debe confundir el raspado y alisado radicular con el curetaje, un término que se encuentra en desuso por los odontólogos especializados en periodontitis, por ser una técnica no recomendada.

3. Cirugía periodontal

La cirugía periodontal se utiliza como tratamiento de última instancia para los casos más graves de periodontitis.

Esta técnica quirúrgica consiste en la eliminación de tejidos dañados y estimula la formación de tejido nuevo con el objetivo de reducir la inflamación, el sangrado y mejorar la salud de las encías.

La cirugía periodontal es una cirugía menor, que se realiza bajo anestesia local, y se lleva a cabo con el fin de; eliminar el tejido enfermo, reducir la profundidad de los surcos periodontales, alisar la superficie radicular y asegurar una base sólida para la colocación de los aparatos de soporte periodontal.

Esta técnica se aplica en aquellos casos en los que los tratamientos preventivos y conservadores no han sido suficientes para restaurar la salud de las encías y los tejidos periodontales.

4. Antibióticos orales

Los antibióticos orales pueden ser recetados por un especialista en periodoncia para controlar la inflamación y eliminar la bacteria que causa la periodontitis

Estos medicamentos pueden tomarse de forma oral o inyectarse directamente en los tejidos afectados.

La duración y la dosis de los antibióticos dependen del grado de inflamación y de la respuesta del paciente.

Es importante tener en cuenta que la periodontitis es una enfermedad crónica, lo cual significa que no se curará con un solo tratamiento. Por lo tanto, es necesario seguir un tratamiento a largo plazo para mantener la salud periodontal.

Esto incluye realizar controles periódicos con el especialista para evaluar el avance de la enfermedad y hacer los ajustes necesarios con respecto al tratamiento. Estos controles también pueden incluir la toma de radiografías y la limpieza profunda de los dientes.



domingo, 7 de abril de 2024

PERCENTIL OBSTÉTRICO


 

Qué es un percentil y para qué sirve

Un percentil es un concepto estadístico, una de las llamadas medidas de posición central utilizadas en esta disciplina. Indica, una vez ordenados los datos de menor a mayor, el valor de la variable por debajo del cual se encuentra un porcentaje dado de observaciones en un grupo de observaciones. Con un ejemplo lo entenderéis mejor: el percentil 30 es el valor bajo el cual se encuentran el 30 por ciento de las observaciones del grupo.

Durante el embarazo, se utilizan multitud de percentiles, pero los que más preocupan a los futuros papás son los de crecimiento fetal. Como al feto no se le puede pesar ni medir directamente, ya que está dentro del útero, se realizan varias mediciones de diferentes partes de su cuerpo para después estimar el peso fetal. Así se realizan de manera estandarizada las medidas de diámetro biparietal (cabeza), circunferencia abdominal (abdomen) y longitud del fémur (pierna). Con todo ello, podremos calcular un peso fetal aproximado.

Cada una de estas medidas, tiene su correspondiente tabla estandarizada de percentiles, de tal forma que podemos valorar si el crecimiento fetal está siendo el adecuado. Estas medidas se suelen toman a partir de la semana 14, ya que antes se utiliza otro tipo de medida para valorar el tamaño del embrión: el CRL o longitud craneocaudal.

Un ejemplo de percentiles 

Vamos a poner un ejemplo práctico: A unos padres, el día de la ecografía del tercer trimestre -en la semana 34- les dice el obstetra que su bebé tiene un peso fetal estimado de 2.450 gramos, lo cual corresponde al percentil 75. Esto significa que, entre todos los fetos de 34 semanas, el 75 por ciento tienen un peso menor que este, y un 25 por ciento un peso mayor. O sea, que este feto pesa más que la media, pero dentro de la normalidad.

Qué valores son normales

Todos los valores incluidos entre el percentil 10 y el percentil 90, se consideran normales, y los que sean menores del 10 o mayores del 90, requerirán de una vigilancia un poco más especial. Por ejemplo, un percentil 30, que está por debajo de la media, es igual de normal que uno que esté por encima, por ejemplo, un 70. Debemos tener presente que esto son pesos estimados, y que pueden variar del real hasta en un 15-20% (hacia arriba o abajo).

La valoración del percentil una vez tenemos la estimación del peso del feto, hay que realizarla en base a la edad gestacional real. Este concepto es importante, ya que a veces hay variación entre la fecha de última regla de la gestante, y la fecha de la última regla calculada por la ecografía del primer trimestre, prevaleciendo esta última sobre la anterior. El cálculo de percentil en base a una fecha de última regla indebida, en ocasiones da lugar a sustos importantes de los futuros papás. 

Más allá del percentil 97: bebé grande

Cuando el percentil de peso fetal está por encima de 97, lo denominamos “feto grande para la edad gestacional” (peso extremadamente alto), y cuando es menor de 10 lo llamamos “feto pequeño para la edad gestacional”. Cuando es igual o menor a 3 estamos ante una “restricción del crecimiento fetal” o “CIR” (peso extremadamente bajo). Estos casos requieren una vigilancia especial durante el embarazo, que indicará el obstetra.

Tras el nacimiento del bebé, continuaremos con los percentiles varios años más. Estos serán los percentiles pediátricos, y los más utilizados son los de peso y talla. También sirven para valorar la normalidad del crecimiento del niño hasta la edad adulta. 

 

martes, 19 de marzo de 2024

HIPOTIROIDISMO GESTACIONAL

 

Enfermedad de la tiroides y el embarazo

La enfermedad de la tiroides es un grupo de trastornos que afecta la glándula tiroidea. La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa en la parte delantera del cuello que produce dos hormonas tiroideas. Las hormonas tiroideas controlan cómo el organismo usa la energía, por lo que afectan la manera como trabajan todos los órganos del cuerpo incluso el corazón.




 

¿Qué papel juegan las hormonas tiroideas en el embarazo?

Las hormonas tiroideas son cruciales para el desarrollo normal del cerebro y del sistema nervioso del bebé. Durante el primer trimestre, los primeros 3 meses de embarazo, el bebé depende del suministro de la hormona tiroidea de la madre, que llega a través de la placenta Enlace externo del NIH (en inglés). Alrededor de la semana 12, la tiroides del bebé empieza a funcionar por sí sola, pero no produce suficiente hormona tiroidea hasta las 18 a 20 semanas de embarazo.

Hipotiroidismo en el embarazo

¿Cuáles son los síntomas del hipotiroidismo en el embarazo?

Los síntomas de una tiroides hipoactiva a menudo son los mismos para las mujeres embarazadas que para otras personas con hipotiroidismo. Los síntomas incluyen:

·         cansancio extremo

·         dificultad para soportar el frío

·         calambres musculares

·         estreñimiento grave

·         problemas de memoria o concentración

 


 

La mayoría de los casos de hipotiroidismo durante el embarazo son leves y puede que no presenten síntomas.

¿Qué causa el hipotiroidismo en el embarazo?

El hipotiroidismo en el embarazo generalmente lo causa la enfermedad de Hashimoto y se presenta en 2 a 3 de cada 100 embarazos. La enfermedad de Hashimoto es un trastorno autoinmunitario. En la enfermedad de Hashimoto, el sistema inmunitario produce anticuerpos que atacan la tiroides, causando inflamación y daños que le dificultan la producción de hormonas tiroideas.

¿Cómo puede el hipotiroidismo afectarnos a mi bebé y a mí?

El hipertiroidismo sin tratar durante el embarazo puede causar:

·         preeclampsia: un aumento peligroso de la presión arterial al final del embarazo

·         anemia

·         aborto espontáneo

·         bajo peso al nacer

·         muerte fetal

·         en muy raras ocasiones, insuficiencia cardiaca congestiva

Estos problemas ocurren con mayor frecuencia con el hipotiroidismo grave.

Debido a que las hormonas tiroideas son tan importantes para el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso del bebé, el hipotiroidismo sin tratar, especialmente durante el primer trimestre, puede causar un coeficiente intelectual bajo y problemas con el desarrollo normal.

¿Cómo diagnostican los médicos el hipotiroidismo en el embarazo?

El médico revisará sus síntomas y le hará algunos análisis de sangre para medir sus concentraciones de la hormona tiroidea. El médico también puede buscar ciertos anticuerpos en la sangre para ver si la enfermedad de Hashimoto está causando su hipotiroidismo. 

El tratamiento para el hipotiroidismo consiste en reemplazar la hormona que su propia tiroides ya no puede producir. El médico probablemente le recetará levotiroxina Enlace externo del NIH, un medicamento para la hormona tiroidea que es igual a la T4, una de las hormonas que la tiroides produce normalmente. La levotiroxina es segura para el bebé y es de especial importancia hasta que el bebé pueda producir su propia hormona tiroidea.

La tiroides produce un segundo tipo de hormona, la T3. Al principio del embarazo, la T3 no puede ingresar al cerebro del bebé como lo hace la T4. Cualquier T3 que necesite el cerebro del bebé está hecha de T4. La T3 está incluida en muchos medicamentos para la tiroides hechos con tiroides animal, como Armor Thyroid, pero no es útil para el desarrollo del cerebro del bebé. Estos medicamentos contienen demasiada T3 y muy poca T4, y no deben usarse durante el embarazo. Los expertos recomiendan usar levotiroxina (T4) solo durante el embarazo.

Puede que algunas mujeres con hipotiroidismo subclínico, una forma leve de la enfermedad sin síntomas claros, no necesiten tratamiento.


 

Si tuvo hipotiroidismo antes de quedar embarazada y está tomando levotiroxina, es probable que necesite aumentar la dosis. La mayoría de los especialistas en tiroides recomiendan tomar dos dosis adicionales de medicamento para la tiroides por semana, comenzando de inmediato. Comuníquese con su médico tan pronto sepa que está embarazada.

El médico probablemente evaluará sus concentraciones de la hormona tiroidea cada 4 a 6 semanas durante la primera mitad del embarazo, y al menos una vez después de las 30 semanas. Es posible que deba ajustar su dosis varias veces.

¿Qué debo comer durante el embarazo para ayudar al buen funcionamiento de la tiroides de mi bebé y la mía?

El yodo es un mineral importante para usted durante el embarazo porque la tiroides lo usa para producir la hormona tiroidea. Durante el embarazo, el bebé obtiene el yodo de su dieta. Necesitará consumir más yodo durante el embarazo, aproximadamente 250 microgramos por día. Los productos lácteos, mariscos, huevos, carne, pollo y sal yodada, que es la que tiene yodo agregado, son buenas fuentes de yodo. Los expertos recomiendan tomar una vitamina prenatal con 150 microgramos de yodo para asegurarse de que está obteniendo la cantidad suficiente, especialmente si no usa sal yodada.También necesita más yodo mientras amamanta, ya que su bebé recibe yodo de la leche materna. Sin embargo, el exceso de yodo derivado de suplementos como las algas marinas puede causar problemas de tiroides.



 


viernes, 16 de febrero de 2024

DIABETES GESTACIONAL

 

 ¿Qué es la diabetes gestacional?

La diabetes gestacional es un trastorno específico del embarazo, que ocurre cuando el cuerpo de la mujer no gestiona de forma correcta la hormona insulina. El problema se da cuando el organismo fabrica poca insulina o no la aprovecha como debería. El resultado de ese desajuste en el metabolismo es que la glucosa se acumula en la sangre.

La insulina es una hormona que se fabrica en el páncreas y es la responsable de convertir el azúcar que proviene de los alimentos (glucosa) y que circula por la sangre, en energía.

Una de las complicaciones más habituales en el embarazo

Según datos de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la diabetes gestacional afecta a 1 de cada 10 mujeres durante el embarazo, siendo una de las complicaciones más comunes en esta etapa de la vida.

El embarazo implica un aumento de actividad en el metabolismo de la mujer. Para mantener la glucosa en niveles correctos, esta necesita producir más insulina. Cuando la cantidad adicional que produce no es suficiente, la glucosa en sangre se eleva a niveles fuera de los valores normales.

Sin causa conocida

No se conoce una causa específica de la diabetes gestacional, pero se cree que las hormonas del embarazo reducen la capacidad propia del cuerpo de utilizar y responder a la acción de la insulina.

Síntomas muy leves

La diabetes gestacional no provoca síntomas o estos son leves, generalmente. Por esta razón se realiza un test a todas las embarazadas entre la semana 24 y 28 de embarazo para saber si padecen o no esta afección.

En caso de que sí se produzcan síntomas, pueden ser los siguientes:

 

·         Visión borrosa.

·         Fatiga.

·         Sed y necesidad de beber mucha agua.

·         Poliuria: incremento de la micción.

·         Náuseas y vómitos.

·         Pérdida de peso a pesar del aumento del apetito.

·         Infecciones urinarias, candidiasis vaginales.

Una prueba en la semana 24 para diagnosticarla



El test de O ‘Sullivan es una prueba que se realiza alrededor de la semana 24 y 28 de gestación a todas las embarazadas, generalmente aprovechando el análisis de sangre del segundo trimestre. Este test determina la cantidad de glucosa en sangre venosa de la paciente una hora después de haber tomado 50 gramos de glucosa por vía oral. La glucosa se toma a través de un jarabe bastante dulzón que muchas embarazadas no toleran bien, por lo que es habitual sentir náuseas y malestar después de tomarlo.

Si el resultado del análisis de esta prueba es mayor de 140 a la hora de la ingesta, se procede al segundo paso, que es tomar 100 gramos de glucosa y medir a las 3 horas. Si el nivel es mayor de 140 a las 3 horas de la ingesta, se establece diagnóstico de diabetes gestacional.

¿Existen factores de riesgo para padecerla?

Algunos factores que pueden predisponer a sufrir diabetes gestacional son:

 

·         Antecedentes familiares de diabetes.

·         Padecer diabetes antes de estar embarazada.

·         Diabetes gestacional en un embarazo anterior.

·         Edad superior a 35 años.

·         Hipertensión arterial.

·         Síndrome de ovarios poliquísticos.

Sobre estos aspectos, la mujer no tiene control, pero sí existen otros factores de riesgo sobre los que puede actuar, con el fin de disminuir el riesgo de desarrollar diabetes gestacional:

 

·         Sobrepeso antes y al inicio del embarazo: un índice de masa corporal (IMC) superior a 30.

·         Seguir una alimentación inadecuada.

·         Falta de ejercicio.

·         Ser fumadora.

Tres pilares en el tratamiento: dieta, ejercicio y análisis



El tratamiento para la diabetes gestacional tiene como propósito mantener un nivel de glucosa en la sangre equivalente al de las embarazadas sin diabetes gestacional, e incluye siempre dieta y actividad física.

Para comprobar los niveles de glucosa, se suele entregar a la embarazada un glucómetro, que es un aparato que sirve para que ella misma pueda realizarse un análisis de la glucosa en sangre mediante punción en la yema del dedo. En general, se comienza realizando dicho análisis 3 o 4 veces al día durante algunas semanas. Si los controles presentan valores dentro de la normalidad, será posible bajar la frecuencia o cesarlos completamente, pero siempre debemos seguir las indicaciones del ginecólogo.

Para aquellas mujeres que no consigan mantenerse dentro de un buen control con el tratamiento dietético y la realización de ejercicio, se precisará un tratamiento con inyecciones de insulina.

Posibles complicaciones para la mujer y el bebé

El buen control que la mayoría de las mujeres lleva hoy en día de su diabetes gestacional hace que la mayoría no sufra ninguna consecuencia de importancia, ni para su salud ni para la del bebé. Sin embargo, un mal control de esta condición durante el embarazo puede suponer riesgos para ambos:

Complicaciones para la mujer:

 

·         Tensión arterial alta y como consecuencia, preclampsia.

·         Diabetes futura: es más probable que sufra diabetes gestacional en un embarazo futuro y también hay más probabilidades de que desarrolle diabetes tipo 2.

·         Mayor riesgo de complicaciones en el parto: cesárea, parto instrumental…

Complicaciones que pueden afectar al bebé:

 

·         Exceso de peso al nacer: por el elevado nivel de glucosa en sangre durante el embarazo.

·         Mayor riesgo de parto prematuro y síndrome de dificultad respiratoria.

·         Hipoglucemias tras el nacimiento, debido a su alta producción de insulina.

·         Mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.

Diez consejos para un buen control de la diabetes gestacional

Si consigues mantener el nivel de glucosa en sangre controlado tras haber sido diagnosticada con diabetes prenatal, podrás evitar complicaciones, tanto para el bebé como para ti. Para lograrlo, es fundamental que cuides tu estilo de vida, lleves una dieta equilibrada, controles las glucemias y realices actividad física moderada.

·         1. No cometas excesos.
Procura que la cantidad de calorías que tomes cada día sea más o menos estable, sin pasarte mucho un día o quedarte corta otro.

·         2. Realiza cinco comidas diarias.
Haz 5 o 6 comidas más ligeras en lugar de solo 3 comidas fuertes, porque la digestión en sí sube la glucemia.

·         3. Sigue un horario regular.
Intenta comer a las mismas horas todos los días.

·         4. Ingiere alimentos de todos los grupos
Es recomendable que no comas demasiado de un tipo de alimento y o dejes de comer de otro, aunque te guste menos. En este sentido, debes controlar ciertas grasas animales, mientras que las verduras, hortalizas, carne, pescado o huevos puedes tomarlos de forma libre, siempre equilibradamente.

·         5. Haz distinciones.
Aprende a reconocer qué alimentos son los que más afectan a tus niveles de glucosa en sangre y cuáles no, para no abusar de los que pueden perjudicarte.

·         6. No al azúcar.
Evita el azúcar y los productos elaborados con ella, como bollería, pasteles o helados. Para endulzar tus platos, puedes utilizar estevia o extracto de espelta. Por su parte, la sacarina no se recomienda durante el embarazo porque estudios clínicos han mostrado que puede atravesar la barrera placentaria y permanecer en el tejido fetal. Los efectos no son claros todavía y, por eso, lo mejor es evitarla.

·         7. Apuesta por lo integral.
Los hidratos de carbono (pan, cereales, patata, arroz, pasta, galletas…) mejor que sean integrales, ya que aumentan menos la glucosa y aportan mucha más fibra.

·         8. Evita la leche entera y los zumos envasados.
Toma mejor leche semidesnatada o desnatada y siempre un máximo de 3 vasos al día. De hecho, si tras tomarla en el desayuno el nivel de glucosa es alto, sustituye la leche por una bebida de avena. Respecto a la fruta, consúmela preferiblemente entera antes que en zumo y, por supuesto, evita los que son envasados.

·         9. Busca la dieta que mejor se adapte a tu embarazo.
No hay una dieta igual para todas las mujeres con diabetes gestacional. Dependiendo de la levedad o gravedad de cada caso, la dieta a seguir será más o menos estricta. Ayúdate de un nutricionista que pueda prepararte un plan personalizado para los meses de embarazo.

·         10. Practica ejercicio moderado.
Realiza alguna actividad física de forma moderada 30 minutos al día. Un reciente estudio realizado en casi 3.000 mujeres concluyó que aquellas que practicaban ejercicio moderado de forma regular tenían un 30% menos de probabilidades de desarrollar diabetes gestacional. Ejemplos de ejercicios aconsejados en el embarazo son pilates o yoga prenatal, caminar o la gimnasia en el agua.