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domingo, 3 de diciembre de 2023

CAMBIOS FÍSICOS Y PSICOLÓGICOS DURANTE EL EMBARAZO


 



El cuerpo de la mujer sufre una profunda transformación durante el embarazo.

¿Por qué cambia el cuerpo de la mujer durante el embarazo?

El embarazo dura alrededor de 280 días (entre 37 y 42 semanas). Habitualmente, se hablaba de 280 días por medirse en meses lunares (el promedio de duración de un ciclo menstrual, 28 días, por 10 meses). Suelen darse errores de cálculo sobre el inicio del embarazo, ya que la fecha de la última regla no es la más exacta, sino que éste se sitúa unos 14 días después. De ahí que hablemos de que un embarazo normal dura entre 37 y 42 semanas.

Durante la gestación, hay dos periodos claramente diferenciados: el periodo embrionario y el fetal. El primero dura 8 semanas y en él se va formando el bebé, llamado embrión. Desde la novena semana hasta el parto, el bebé ya está formado, y lo que hará principalmente es crecer. Este es el periodo fetal, y en esa fase ya hablaremos de feto.

El embarazo es un periodo de adaptación a una nueva situación en la que se producen cambios psicológicos, además de que el cuerpo de la mujer experimenta una profunda transformación física ya que debe acoger la formación y el crecimiento de un bebé en su interior. La mayoría de estos cambios no generan molestias y revierten tras el embarazo.

 

¿Qué cambios se producen en el primer trimestre del embarazo?

En este periodo, se produce un aumento de la producción de algunas hormonas. Las hormonas son mensajeros químicos que se producen en algunos órganos y actúan sobre otros.

Estas hormonas son necesarias para preparar el cuerpo para el embarazo y mantenerlo, como los estrógenos y la progesterona, la gonadotropina coriónica (que suprime la menstruación),  preparar las glándulas mamarias para la lactancia (estrógenos y prolactina), inducir el parto (oxitocina) y, en menor medida, las hormonas tiroideas (que incrementan funciones corporales de la madre para que el crecimiento del feto sea adecuado) o la insulina para la regulación de la glucosa. Estas variaciones hormonales serán las responsables de muchos de los cambios que tienen lugar en el cuerpo femenino durante la gestación:

 

·         Ausencia de menstruación. Tras la concepción, es uno de los primeros signos y uno de los más evidentes. En las primeras semanas también puede producirse un ligero sangrado por la implantación del embrión.

·         Aumento del tamaño y la sensibilidad de las mamas. Además, los pezones se tornan más prominentes y las areolas se agrandan y se hacen más oscuras. Igualmente, se hinchan y se hacen visibles unas pequeñas protuberancias blanquecinas alrededor del pezón, llamadas tubérculos de Montgomery, que posteriormente se encargarán de producir un líquido que ayudará a protegerlo. En ocasiones, el desarrollo de la mama puede producir punzadas y dolor en los pezones.

·         Aumento de la secreción vaginal. Un cambio totalmente normal.

·         Aumento del tamaño del útero. Sus paredes se fortalecen, al tiempo que los vasos sanguíneos se dilatan y el volumen de sangre aumenta de cuatro a cinco litros, con la finalidad de nutrir adecuadamente al embrión. A las 12 semanas de embarazo, se puede observar un leve abultamiento en el abdomen. Pasadas las 20 semanas, el crecimiento del útero alcanza la altura del ombligo y el abultamiento del abdomen se hace más patente.

·         Aumento de la frecuencia de micción: tanto por el aumento de la actividad de los riñones, como por la presión que el útero va ejerciendo sobre la vejiga. Esto es más frecuente a la hora de acostarse y al final del embarazo.

·         Incremento del ritmo cardiaco. Dado que tiene que bombear más sangre, el corazón late más deprisa. Al final del embarazo, la placenta recibe una quinta parte del flujo sanguíneo de la madre. También aumenta la cantidad de sangre que tiene la madre, y el ritmo respiratorio y el metabolismo se vuelven más rápidos. El retorno sanguíneo por las venas, desde las piernas, puede verse más afectado por el aumento de tamaño del útero y se puede producir hinchazón o edema en las piernas y, en ocasiones, varices.

·         Mayor apetito y aumento de peso, aunque también es posible adelgazar un poco. La cintura puede ensancharse y, a partir del segundo mes, también pueden hacerlo las caderas. El desarrollo del bebé, la placenta, el líquido amniótico y el extracelular, el mayor volumen de sangre, de las mamas y del útero, así como el aumento de los depósitos de grasa, producen el incremento de peso a lo largo de los nueve meses de embarazo.

Si antes del embarazo la mujer era de constitución muy delgada (Índice de Masa Corporal <18), el aumento de peso normal debe estar entre los 12 y los 18Kg. Si el IMC estaba entre 18,5 y 24,5, el incremento de peso debería estar entre los 11,5 a 16Kg. En caso de sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9), el peso no debería aumentar en más de 7 a 11,25 Kg. Y si había obesidad (IMC>30), el peso no debería aumentar más de 5 a 9Kg.

·         Alteraciones olfativas y del gusto. Como consecuencia de los cambios hormonales, pueden percibirse de manera diferente los sabores. También el olfato está más sensible de lo habitual, con lo que puede tenerse una percepción exagerada de algunos olores, que den lugar a náuseas. Del mismo modo, es habitual la congestión nasal.

·         Cambios de humor e irritabilidad. También puede darse una mezcla de emociones como dudas, alegría y ansiedad.

·         Aparición de diversas molestias. Por ejemplo, la madre puede sufrir inflamación de las encías, náuseas y vómitos (especialmente por las mañanas), ardor de estómago, malestar, cansancio, estreñimiento, hemorroides, necesidad de dormir más horas o dolor de pelvis, etc. La frecuencia e intensidad de estos síntomas difieren de unas madres a otras.

·         Cambios en la piel: aumenta la actividad de los melanocitos (células de la piel que contienen un pigmento llamado melanina). Esto provoca la aparición de una línea oscura entre el pubis y el ombligo y el oscurecimiento de los pezones y areolas.

 

¿Qué cambios se producen en el segundo trimestre?

Durante estas semanas, el cuerpo de la madre seguirá transformándose para facilitar el desarrollo y crecimiento del feto.

·         El útero y, por tanto, el abdomen, siguen aumentando de volumen. En consecuencia, la cintura sigue ensanchándose. Esto puede originar estrías de color rosáceo en la piel.

·         Los pechos continúan creciendo y su superficie muestra numerosos vasos sanguíneos.

·         El peso de la madre sigue aumentando a un ritmo aproximado de un kilogramo al mes.

·         El sistema inmunológico se torna menos sensible. De esta manera, evita cualquier rechazo inmunológico a su hijo.

·         Los riñones y el corazón trabajan todavía con más intensidad –el volumen de sangre ha aumentado un cincuenta por ciento-. Se puede producir mayor sensación de piernas hinchadas o cansancio, orinar con más frecuencia por la presión sobre la vejiga y pueden aparecer varices en las piernas.

·         El ritmo intestinal se ralentiza, lo que puede producir digestiones pesadas, ardor de estómago, flatulencias y estreñimiento.

·         Las encías también se vuelven más sensibles y pueden sangrar.

·         Muchas de las molestias que pudieran haber aparecido durante el primer trimestre, como las náuseas o el cansancio, desaparecen durante estas semanas y, de hecho, es habitual que la madre se sienta plena de energía.

 

¿Qué cambios se producen en el tercer trimestre del embarazo?

Durante estas semanas, la embarazada vivirá los siguientes cambios físicos y síntomas:


 

El mayor aumento de peso suele producirse entre las semanas 20 y 24.

·         Continúa el aumento de tamaño del útero y del abdomen. Pueden incluso llegar a interferir con la rutina diaria de la mujer embarazada en actividades tan básicas como comer, dormir, caminar, inclinarse o incorporarse.

·         Sigue aumentando el peso. En general, el mayor incremento suele producirse entre las semanas 20 y 24 del embarazo.

·         Cansancio intermitente, lo que provoca una mayor necesidad de dormir con más frecuencia.

·         Puede producirse hinchazón de piernas, tobillos y pies.

·         Estiramiento de los ligamentos del cuerpo, principalmente en caderas y pelvis. De esta manera, el cuerpo de la mujer se prepara para el parto.

·         En las últimas semanas de gestación o en los primeros días tras el parto, las mamas, pueden producir un líquido amarillento o blanco denominado calostro que contiene gran cantidad de minerales y anticuerpos. Es un líquido normal que será el primer alimento del bebé en la lactancia materna.

·         Aumento de las ganas de orinar, cuando la cabeza del bebé ya está encajada en la pelvis.

·         Son frecuentes molestias como el dolor de espalda o de pelvis o ardor de estómago.

 

¿Cómo cambia la piel durante el embarazo?

Durante el embarazo, en la piel de la gestante es frecuente que aparezcan:

·         Estrías. Durante la gestación, la piel sufre una distensión en algunas zonas de cuerpo, que puede provocar la formación de estrías, sobre todo durante el tercer trimestre. Las estrías son una rotura del tejido de las fibras elásticas de la epidermis, que produce múltiples líneas en la piel, normalmente longitudinales y simétricas entre sí. Suelen aparecer, sobre todo, en la parte inferior del abdomen, alrededor del ombligo, en las caderas, las mamas, los muslos, las nalgas y las axilas. Inicialmente, su tono es entre rojo y violeta y, con el paso del tiempo, pasan a tener un color blanco nacarado y se vuelven menos visibles. Los factores hormonales y genéticos también influyen en su aparición.

·         Manchas. A partir del cuarto mes del embarazo, también son habituales alteraciones en la melanina (pigmento natural de la piel), que dan lugar a manchas llamadas cloasmas. Estas suelen ser de color marrón claro u oscuro y de bordes poco definidos. Suelen aparecer en las zonas más expuestas a la luz del sol como la frente, los pómulos y el labio superior, pero normalmente desaparecen unos seis meses después el parto. Además, los lunares y pecas tienden a oscurecerse.

·         Acné. Al comienzo de la gestación, los cambios hormonales pueden desencadenar un exceso de secreción y retención de sebo en los poros de la piel. Esto puede provocar la aparición de brotes de acné que, normalmente, se localizan en el rostro, el pecho y la espalda.

·         Picores. Fruto de la sequedad y el estiramiento de la piel que produce la gestación, suelen ser habituales en la recta final de la gestación. Pueden estar localizados en una zona o afectar a varias partes del cuerpo, especialmente en el vientre y el pecho, al igual que en las zonas donde han aparecido estrías. Su intensidad puede aumentar según avanza el embarazo.

 

¿Qué cambios psicológicos se producen durante el embarazo?

Las transformaciones fisiológicas propias del embarazo suelen llegar acompañadas de distintas emociones, que se suceden a lo largo de la gestación:

·         Cambios de humor. En los primeros meses, es normal que la mujer sufra cambios de humor y se sienta a menudo irritada sin que, aparentemente, exista una razón. Esto se debe tanto a los cambios hormonales típicos de esta etapa, que aumentan la sensibilidad de la mujer, como a las preocupaciones respecto a la evolución del embarazo y a la salud de su bebé, que suelen surgir durante el primer trimestre. Es importante manifestar estas emociones y hacer las preguntas que las generan. El ginecólogo/a y la matrona son las mejores fuentes de información veraz y realista.

·         Durante el segundo trimestre se experimenta generalmente un momento de mayor tranquilidad. Es en este periodo cuando la mayoría de las preguntas ya han sido respondidas y el bebé ya es un feto, no se está formando, sino que está creciendo. Se notan los movimientos del bebé y desaparecen muchos síntomas como las náuseas o los vómitos. Son momento de conexión entre la madre y el hijo.

·         Emociones negativas como miedo o ansiedad. Durante el tercer trimestre, la cercanía del parto puede reavivar las preocupaciones y temores por la salud del bebé y por la capacidad para cuidarlo adecuadamente, al tiempo que la embarazada comienza a sentirse más impaciente por conocerle. Es importante manifestar estas preocupaciones y preguntar tanto como sea necesario. En estos momentos, son muy útiles las charlas y cursos de preparación al parto.

En ocasiones, puede darse también un estado de ánimo depresivo en la mujer embarazada. No obstante, los anteriores sentimientos dependen de factores como la personalidad de la madre y las circunstancias de su embarazo.

Por último, 
los cambios en su cuerpo pueden conducir a una menor autoestima, sobre todo en el tercer trimestre, ya que no se siente tan atractiva como antes o siente miedo de no volver a ser la misma tras el parto. Todo ello, de nuevo, puede intensificar la tristeza y la preocupación.

Emociones positivas como la alegría, el orgullo y la ilusión. Son frecuentes desde el momento en que se conoce el embarazo.

sábado, 18 de noviembre de 2023

VACUNACIÓN DE LA TOSFERINA EN EMBARAZADAS

 


¿QUÉ ES LA TOSFERINA?

Es una enfermedad muy contagiosa causada por una bacteria que provoca una infección respiratoria. Aunque puede afectar a cualquier edad, incluso a adultos, durante los primeros meses de vida es cuando la enfermedad puede ser más grave y puede ser necesaria la hospitalización del bebé. En algunos casos puede ser mortal. Las personas que conviven y cuidan al bebé (la madre, el padre, los hermanos, los abuelos y los cuidadores) son las que principalmente pueden trasmitirle la tosferina a través de la tos y los estornudos.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA TOSFERINA?

La tosferina empieza como un resfriado común, con congestión nasal o moqueo, estornudos y, a veces, tos o fiebre leve. Pero después de una o dos semanas puede comenzar una tos intensa. A diferencia del resfriado común, la tosferina puede producir accesos de tos violentos y rápidos durante varias semanas. Estos accesos de tos pueden hacer que la persona enferma tenga que hacer un esfuerzo mayor para respirar, produciendo una especie de "silbido" que se conoce como “gallo inspiratorio”. Es importante saber que muchos bebés con tosferina no tienen casi tos. En lugar de tos, pueden producirse pausas en la respiración en los niños más pequeños.

¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR LA TOSFERINA?

La tosferina se puede prevenir mediante la vacunación. Las vacunas disponibles están combinadas con otras vacunas, de manera que se protege frente a tosferina, difteria y tétanos a la vez. Además, hay vacunas que protegen frente a cuatro, cinco y seis enfermedades.

¿POR QUÉ SE DEBE VACUNAR FRENTE A LA TOSFERINA DURANTE EL EMBARAZO?

El propósito de la vacunación frente a la tosferina en la embarazada es proteger a los niños frente a esta enfermedad en sus primeros meses de vida. Se trata de realizar una doble protección, a la madre y al recién nacido. Al administrar la vacuna frente a la tosferina durante la última etapa del embarazo aumentan las defensas en la embarazada. Estas defensas (anticuerpos) pasan a través de la placenta y protegen al recién nacido hasta que éste reciba la primera dosis de la vacuna frente a la tosferina según el calendario de vacunación (periodo en el que es más vulnerable a las complicaciones de esta enfermedad).

DURANTE EL EMBARAZO, ¿CUÁNDO ESTÁ INDICADA LA VACUNA?

Se recomienda vacunar a las embarazadas entre las semanas 27 y 36 de gestación (preferiblemente entre las semanas 28 y 32). Se debe vacunar en cada nuevo embarazo, independientemente de cuando se haya recibido la última dosis de vacuna frente al tétanos y de si se ha vacunado en un embarazo anterior.

¿POR QUÉ SE RECOMIENDA LA VACUNACIÓN FRENTE A LA TOSFERINA ENTRE LA 27 Y 36 SEMANAS DE GESTACIÓN?

Se ha comprobado que el mayor paso de defensas a través de la placenta tiene lugar en el último trimestre de embarazo. Estudios recientes han demostrado que la sangre del cordón umbilical de los recién nacidos de madres vacunadas frente a la tosferina presenta mayor cantidad de defensas en comparación con los recién nacidos de madres no vacunadas.

¿SE PUEDE ADMINISTRAR LA VACUNA FRENTE A LA TOSFERINA A LAS MUJERES DE MÁS DE 37 SEMANAS DE GESTACIÓN?

Sí, sin embargo, este no es el momento óptimo para la vacunación cuando se pretende proteger al bebé. Las defensas en los adultos alcanzan su nivel máximo alrededor de dos semanas después de la vacunación y puede no dar tiempo suficiente para que se transfieran al bebé si el parto tiene lugar antes.

¿EN QUÉ CASOS ESTÁ CONTRAINDICADA LA VACUNA FRENTE A LA TOSFERINA?

En el caso de mujeres alérgicas a alguno de los componentes de la vacuna o que hayan tenido una reacción alérgica grave (anafiláctica), aunque esta situación es muy poco frecuente.

¿ES SEGURA LA VACUNA FRENTE A LA TOSFERINA DURANTE EL EMBARAZO?

Sí, se trata de una vacuna que no puede producir la tosferina y que es segura durante el embarazo. Aun así, las vacunas, como cualquier otro fármaco, pueden tener efectos adversos, que son poco frecuentes y suelen ser leves (molestias en la zona del pinchazo) y en ningún caso afectan a la salud del niño.

¿NECESITA LA EMBARAZADA VACUNARSE FRENTE A LA TOSFERINA SI SE VACUNÓ DURANTE SU INFANCIA?

Sí, debido a que la protección que confiere la vacuna tiene una duración limitada en el tiempo. Por tanto, la revacunación durante el embarazo está indicada en todos los casos, independientemente del tiempo transcurrido desde la última dosis.

SI UNA EMBARAZADA PADECE O PADECIÓ LA TOSFERINA EN LA INFANCIA, ¿DEBE VACUNARSE?

Sí. Haber padecido la enfermedad no produce el nivel suficiente de defensas para proteger al recién nacido.

¿CON QUÉ FRECUENCIA SE OFRECERÁ LA VACUNA FRENTE A LA TOSFERINA A LAS EMBARAZADAS?

Dado que el propósito del programa de vacunación frente a la tosferina es aumentar la protección en las mujeres al final del embarazo y, de este modo, proteger a los recién nacidos en los primeros meses de vida, se recomienda la vacunación en cada embarazo, independientemente del tiempo transcurrido entre la última dosis de vacuna frente al tétanos y la difteria y de haber sido vacunada en un embarazo anterior.

¿HAY QUE ADMINISTRAR LA VACUNA FRENTE A LA TOSFERINA EN CADA EMBARAZO?

Los niveles de defensas alcanzan su punto máximo alrededor de dos semanas después de la vacunación. Sin embargo, estos niveles descienden a medida que pasa el tiempo. Vacunando en cada embarazo se aumentan de nuevo las defensas maternas que pasarán a través de la placenta hasta el feto, protegiéndole hasta que el niño reciba la primera dosis de vacuna.

¿ES POSIBLE VACUNARSE FRENTE A LA TOSFERINA Y LA GRIPE EL MISMO DÍA?

Sí, ambas vacunas se pueden administrar en la misma visita de seguimiento del embarazo en el centro sanitario, pero cada una en un brazo diferente. También pueden administrarse en días diferentes sin necesidad de guardar ningún intervalo de tiempo determinado.

¿CUÁNDO SE VACUNARÁ AL BEBÉ POR PRIMERA VEZ TRAS EL NACIMIENTO?

De acuerdo con el calendario de vacunación infantil, y para proteger al bebe cuanto antes, se recomienda la vacunación frente a la tosferina al cumplir los 2 meses de edad (o lo más cercano posible a esta fecha). Las siguientes dosis se administran según lo pautado en el calendario oficial de vacunación, del que le informarán detalladamente su pediatra y su enfermera pediátrica.

¿QUÉ OTRAS ALTERNATIVAS HAY PARA PROTEGER AL RECIÉN NACIDO ADEMÁS DE LA VACUNACIÓN?

No hay alternativas tan eficaces como la vacunación de la embarazada, pero siempre se recomienda tener buenos hábitos de higiene en los contactos del recién nacido para prevenir la propagación de las enfermedades respiratorias, como, por ejemplo:

• Cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo desechable al toser o estornudar. Depositar el pañuelo desechable usado en el cesto de la basura.

• Toser o estornudar en la parte superior del brazo o en el codo, no en las manos, si no se tiene un pañuelo desechable.

• Lavarse las manos con agua y jabón a menudo por lo menos durante 20 segundos. • Usar un desinfectante de manos a base de alcohol si no se dispone de agua y jabón.

Es extremadamente importante que el recién nacido reciba su primera dosis de vacuna a los 2 meses de vida.


domingo, 22 de octubre de 2023

CAMBIOS DE ESTACION Y ANSIEDAD

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El trastorno afectivo estacional (TAE) es un tipo de depresión relacionado con los cambios de estación. Los principales síntomas del TAE son: depresión, ansiedad, estrés, problemas para dormir, cansancio y fatiga. El estrés, la fatiga, la ansiedad y el insomnio son de las afecciones más comunes .
Así pues, el cambio de estaciones puede modificar el ánimo de las personas, quienes pueden sentirse más apáticas, tener problemas de insomnio, acumular cansancio o padecer, incluso, trastornos de alimentación o temperatura corporal, entre otras cosas.
 
Por qué el trastorno afectivo estacional es más común en otoño? La disminución de horas de luz afecta directamente a la segregación de melatonina y serotonina, dos hormonas esenciales para regular el sueño y el estado de ánimo. Esto hace que estemos menos activos y más decaídos.
.El otoño es una estación de cambios importantes: las temperaturas bajan, la humedad aumenta considerablemente, las horas de luz se acortan y la presión atmosférica disminuye.
¿Cómo se detecta el trastorno afectivo estacional?
Los signos y síntomas del trastorno afectivo estacional pueden incluir los siguientes: Sentirse apático, triste o decaído gran parte del día, casi todos los días. Perder el interés en actividades que solías disfrutar. Tener poca energía y sentirse aletargado.
 El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión relacionado con los cambios de estación. El trastorno afectivo estacional comienza y finaliza aproximadamente en la misma época cada año. Si eres como la mayoría de las personas con este trastorno afectivo estacional, tus síntomas comienzan en otoño y continúan durante los meses de invierno y, durante este período, tienes menos energía y te sientes de mal humor. Los síntomas suelen desaparecer durante los meses de primavera y verano. Con menor frecuencia, el trastorno afectivo estacional causa depresión en la época de primavera o al comienzo del verano y desaparece durante los meses de otoño e invierno.
El tratamiento para el trastorno afectivo estacional puede comprender terapia lumínica (fototerapia), psicoterapia y medicamentos.No ignores ese sentimiento que tienes todos los años, considerándolo un simple caso de depresión de invierno o bajón estacional con el que tienes que lidiar tú solo. Toma medidas para mantener tu estado de ánimo y tu motivación estables durante todo el año.

En la mayoría de los casos, los síntomas del trastorno afectivo estacional aparecen a fines de otoño o a principios del invierno y desaparecen durante los días de primavera y verano, más soleados. En raras ocasiones, algunas personas exhiben un patrón opuesto y sus síntomas comienzan en verano o primavera. En cualquiera de los casos, los síntomas pueden ser leves al principio y agravarse a medida que avanza la estación.

Los signos y síntomas del trastorno afectivo estacional pueden incluir los siguientes:

1.Sentirse  apático,triste o decaído gran parte del día,casi todos los días. 

2.Perder el interés en actividades que solías disfrutar.

3.Tener poca energía.

4.Dormir demasiado.

5.Sentir antojos por consumir carbohidratos,comer en exceso y subir de peo.

6.Tener dificultad para concentrarse.

7.Sentirse desperanzado,inútil o tener sentimientos de culpa.

8.Comenzar a sentir que ya no quieres vivir.


 

Cuándo consultar al médico

Es normal sentirse triste algunos días. Sin embargo, si te sientes decaído durante días y nada te motiva a hacer las actividades que normalmente disfrutas, consulta con tu proveedor de atención médica. Esto es especialmente importante si tus patrones de sueño y apetito han cambiado, si recurres al alcohol para confortarte o relajarte o si te sientes desanimado o piensas en el suicidio.

Causas

Todavía se desconoce la causa específica del trastorno afectivo estacional. Algunos de los posibles factores incluyen los siguientes:

  • Tu reloj biológico (ritmos circadianos). La reducción de los niveles de luz solar en otoño e invierno puede provocar la aparición del trastorno afectivo estacional de inicio en invierno. Esta disminución puede alterar el reloj interno del cuerpo y provocar una sensación de depresión.
  • Niveles de serotonina. Una caída de los niveles de serotonina, una sustancia química cerebral (neurotrasmisor) que afecta el estado de ánimo, podría intervenir en el trastorno afectivo estacional. La reducción de la luz solar puede provocar una caída en los niveles de serotonina y esto, a su vez, puede provocar depresión.
  • Niveles de melatonina. El cambio de estación puede alterar el equilibrio de los niveles de melatonina del cuerpo, una sustancia que interviene en los patrones de sueño y en el estado de ánimo.

Factores de riesgo

El trastorno afectivo estacional se diagnostica con mayor frecuencia en las mujeres que en los hombres. Además, el trastorno afectivo estacional ocurre con mayor frecuencia en adultos jóvenes que en adultos mayores.

Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer trastorno afectivo estacional se incluyen los siguientes:

  • Antecedentes familiares. Las personas con trastorno afectivo estacional pueden tener más probabilidades de tener parientes consanguíneos con este trastorno afectivo estacional o con otra forma de depresión.
  • Tener depresión o un trastorno bipolar graves. Si tienes alguno de estos trastornos, los síntomas de la depresión pueden empeorar según la estación.
  • Vivir lejos del ecuador. El trastorno afectivo estacional parece ser más frecuente entre personas que viven bien al norte o al sur del ecuador. Esto puede deberse a una menor cantidad de luz solar durante el invierno y porque los días durante los meses de verano son más largos.
  • Niveles bajos de vitamina D. Cuando la piel se expone a la luz del sol, se produce una cantidad de vitamina D. La vitamina D puede ayudar a potenciar los efectos de la serotonina. Una menor exposición a la luz solar y no recibir una cantidad suficiente de vitamina D a través de los alimentos y otras fuentes pueden dar lugar a niveles bajos de vitamina D en el organismo.

Complicaciones

Los signos y síntomas del trastorno afectivo estacional deben tomarse en serio. Al igual que sucede con otros tipos de depresión, el trastorno afectivo estacional puede empeorar y ocasionar problemas si no se trata. Estos pueden incluir lo siguiente:

  • Aislamiento social
  • Problemas en la escuela o en el trabajo
  • Abuso de sustancias
  • Otros trastornos de salud mental, como ansiedad o trastornos alimentarios
  • Pensamientos o conductas suicidas

Prevención

No existe ninguna forma conocida de prevenir el desarrollo de un trastorno afectivo estacional. Sin embargo, si tomas medidas con anticipación para controlar los síntomas, quizás puedas evitar que empeoren con el tiempo. Dado que es posible anticiparse a la época del año en la que pueden aparecer los síntomas, quizás puedas evitar cambios graves en tu estado de ánimo, apetito y niveles de energía. El tratamiento puede ayudar a prevenir complicaciones, en especial, si el trastorno afectivo estacional se diagnostica y se trata antes de que los síntomas empeoren.

A algunas personas les resulta útil comenzar el tratamiento antes de que aparezcan los síntomas, generalmente en otoño o invierno, y luego, continúan el tratamiento transcurrido el período cuando los síntomas generalmente desaparecen. Otras personas necesitan un tratamiento continuo para evitar que los síntomas regresen.