Duelo perinatal
Pérdida perinatal: pérdida ocurrida en cualquier momento de la gestación
hasta el primer mes de vida del bebé, que incluye: abortos
espontáneos o inducidos, embarazo ectópico, reducción selectiva (aborto
inducido de uno o más fetos en una gestante múltiple), muerte de un gemelo en
gestación, feto muerto intraútero o durante el parto, muerte de prematuro o de
neonato. Así como la cesión de un niño en adopción.
Duelo perinatal: Respuesta
natural de padres y familiares ante una pérdida perinatal. Implica la pérdida
de otros aspectos, p.ej., expectativas truncadas, pérdida del hijo proyectado,
pérdida de una etapa de la vida y de identidad como padre/madre, duelo por la
infertilidad, pérdida de compartir la vivencia con el entorno que sí tiene o
espera hijos…
Se considera que un 22 por ciento de las madres que han tenido una pérdida
perinatal sufre algún trastorno psicológico como depresión o ansiedad, y un
15-20 por ciento de las parejas tienen problemas para superar el duelo.
Aunque no hay acuerdo acerca de cuándo termina el proceso de duelo
perinatal, hay autores que afirman que puede durar de dos a cuatro años, aunque
al cabo de seis meses-un año del acontecimiento ya no suele constituir el
centro de la vida emocional de los padres.
Manifestaciones frecuentes:
·
Emocionales: Tristeza. Añoranza. Culpa. Rabia. Autocrítica. Desesperanza.
Miedo intenso/pánico. Soledad. Vacío interior. Alivio, en casos de embarazos no
deseados o embarazos de riesgo. Sensación de duelo socialmente desautorizado.
·
Físicas: Dolor. Trastornos del sueño y alimentarios. Cansancio,
fatiga, debilidad. Molestias gástricas. Opresión en el pecho. Nudo en la garganta.
Dificultad para tragar o para hablar. Falta de aire. Hipersensibilidad al
ruido.
·
Cognitivas: Búsqueda del significado de la pérdida.
Ambivalencia ante la idea de un nuevo embarazo. Bloqueo mental. Incredulidad.
Confusión. Desorganización. Dificultades de atención, concentración y memoria.
Pensamientos e imágenes recurrentes.
·
Perceptivas: Pseudo-alucinaciones visuales, auditivas o movimientos
fetales fantasmas. Sueños relacionados con el bebé y percepción de
ralentización del tiempo.
·
Conductuales: Desapego y evitación social, sobre todo de mujeres
embarazadas y bebés. Hiperactividad o hipoactividad. Mantenimiento de la
conexión con el bebé perdido.
Proceso de duelo en la pérdida
perinatal:
·
Aturdimiento y
choque: Aparecen como síntomas
frecuentes ansiedad, lloros, desesperación, agresividad, aturdimiento e
incredulidad.
·
Evitación y
negación: Puede producirse minimización
de la importancia de la pérdida, mantenimiento de la actividad para manejar la
sintomatología, culpabilidad con pensamiento rumiativo, sustitución de la
pérdida decidiendo tener otro hijo inmediatamente, aislamiento social, tratar
de esclarecer la pérdida buscando las causas y los posibles culpables, etc.
·
Conexión e
integración: En esta etapa los padres
pueden no oponer tanta resistencia a expresar abiertamente sus sentimientos.
Sienten la necesidad de hablar de lo sucedido, de su relación con el bebé y lo
que echan de menos. Ya no se culpan ni responsabilizan a nadie. Aparece la
tristeza y los rituales de conexión con el bebé: visitar o pasear por el sitio
donde está su cuerpo, planificar una pequeña ceremonia familiar el día de su
aniversario…
·
Crecimiento y
transformación: Aparece la integración y los
cambios, extrayendo de forma continua los frutos de la relación perdida y su
aplicación en la vida presente y futura.
¿Qué se puede hacer si tenemos
cerca a una persona que está pasando por un duelo perinatal?
·
Permitir la
expresión emocional de la pérdida y normalizar las reacciones. Escuchar sin juzgar sus sentimientos, ni
interpretarlos. Escuchar, más que a hablar. Facilitar la comunicación con
preguntas acerca de su estado de ánimo. Preguntar en qué se les puede ayudar,
no intentar adivinar sus necesidades.
·
Apoyar a ambos
miembros de la pareja equitativamente. Se suele considerar que los padres no sufren, ni deben llorar o mostrar
su dolor. Asimismo, se suele ignorar a las madres en los trámites
administrativos. Ambas actitudes suponen una exclusión en los asuntos
relacionados con sus bebés y pueden constituir factores de riesgo para el
desarrollo de un duelo complicado.
·
Favorecer la
compañía de familiares cercanos si los
padres lo desean, ya que para los abuelos y otros familiares también es una
pérdida. Al igual que asegurar la intimidad de los padres y de
los familiares para facilitar la despedida y el duelo.
·
Los padres a veces no han pensado
si quieren tener recuerdos o si quieren nombrar a su bebé. Se
debe apoyar las decisiones que tomen, ya que puede ser importante la
posibilidad de obtener y conservar objetos relacionados con el recién nacido;
sin embargo, también hay que respetar que algunos padres no quieran interactuar
con su bebé, tomar fotografías, conservar recuerdos o celebrar un funeral.
·
Evitar frases
hechas: "No os preocupéis,
tendréis otro bebé"; "Mirad el lado positivo, hubiera nacido con
problemas graves…"; "Debéis ser fuertes por su otro
hijo/familia…"; "Es voluntad de Dios"; "el tiempo lo cura
todo" y frases culpabilizadoras: "Tendría que haber
venido antes al hospital…"; "No tendría que haberse tomado la
medicación…".
·
No se debe recomendar una nueva gestación hasta
que no se haya producido una recuperación física y psicológica. El embarazo
tras la pérdida perinatal está asociado con un aumento de la ansiedad materna y
vulnerabilidad emocional, sobre todo cuando el intervalo entre los embarazos es
corto. El periodo de espera tras una pérdida es variable, por lo tanto, no
pueden establecerse recomendaciones dogmáticas al respecto y el periodo de
espera dependerá de diferentes factores individuales.
Habla si tienes palabras más fuertes que el silencio,
de lo contrario, guarda silencio (Eurípides)