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martes, 25 de febrero de 2025

 

Tratamiento dietético para la artritis reumatoide




La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por la inflamación crónica de las articulaciones, produciendo una destrucción progresiva con deformidad. Es una enfermedad que, además de las molestias ocasionadas por el dolor, comporta una incapacidad funcional que empeora con el tiempo y supone un verdadero problema para los afectados. El tratamiento nutricional elaborado por un dietista – nutricionista complementa de una manera muy satisfactoria los tratamientos médicos y farmacológicos, ayudando a mejorar la inflamación y tratando problemas comunes relacionados con la enfermedad como son las alergias o la malabsorción intestinal.










Afectación y causas de la artritis reumatoide

La artritis reumatoide produce un daño en cartílagos, huesos, tendones y ligamentos. Lo que más la caracteriza es el dolor y la rigidez de las articulaciones, sobre todo en los dedos de las manos. En ocasiones puede producirse un comportamiento más allá del articular afectando diversos órganos y sistemas.

Las causas de inicio de la enfermedad son desconocidas, aunque en todas las enfermedades reumatológicas acostumbra a haber factores emocionales y cargas psicológicas detrás.

Los síntomas son progresivos pero también acostumbran a haber brotes agudos o puntuales de mayor afectación que se alternan con épocas sin síntomas.



Principales síntomas de la artritis reumatoide

  • Inflamación de las articulaciones con dolor: sobretodo en muñecas, dedos de las manos y pies, codos, hombros, cadera, rodillas y tobillos.
  • Estados de mayor rigidez por las mañanas.
  • Deformidad progresiva de las articulaciones que provoca una reducción de la movilidad.


A quién afecta la artritis reumatoide

Es una enfermedad que padece 1 de cada 200 personas y se calcula que en España hay 200.000 personas afectadas. Es más frecuente en mujeres que en hombres y aparece en edades jóvenes (a partir de los 25 años) aunque su máxima incidencia se sitúa entre los 45 y los 55 años. También se han visto casos de niños afectados por artritis.

La primera vez que aparece un ataque de artritis acostumbra a ser después de una gran situación de estrés.


Recomendaciones generales para la artritis reumatoide

  • Evitar el estrés, tanto mental como físico (provocado por ejercicio físico intenso).
  • Dormir entre 8 – 10 horas nocturnas y realizar una siesta de 30 minutos.
  • Empezar el día con un baño de agua caliente para disminuir la rigidez y agarrotamiento por las mañanas.
  • Evitar realizar movimientos muy repetitivos (sobre todo con las manos).
  • Evitar estar muchas horas de pié.
  • No realizar mucha fuerza con las manos, por ejemplo abriendo tarros, fregando, escurriendo la ropa, etc.
En definitiva, se pueden mejorar los síntomas con una buena intervención nutricional y un estilo de vida relajado y saludable.

Valoración nutricional de las personas con artritis reumatoide

Es común encontrar una relación con alergias a ciertos alimentos y una malabsorción de los nutrientes en el intestino. Este problema intestinal puede provocar la carencia de algunos nutrientes que empeoren la enfermedad. Además muchas personas con artritis tienen inapetencia provocada por una falta de salivación y acaban comiendo menos de lo que deberían.

Al ser una enfermedad que cursa con inflamación hay un aumento del metabolismo de la persona, es decir, se queman más calorías y aumentan las necesidades nutricionales.

Como consecuencia de este estado disminuye el peso, la musculatura y la inmunidad de la persona. Por estas razones el tratamiento nutricional a través de la dieta es fundamental para conseguir una recuperación.


Relación entre la artritis y otras enfermedades relacionadas con la alimentación

Al ser una enfermedad crónica que aparece en edades tempranas es frecuente que el uso continuo de los medicamentos pueda provocar una úlcera péptica y gastritis.

También puede aparecer el síndrome de Sjögren (disfagia, caries, alteración de sabor i olfato) causado por una disminución de la secreción de saliva.

Además algunas personas también pueden sufrir una alteración en la articulación de la mandíbula que limita la apertura de la boca para comer.


Recomendaciones dietéticas para la artritis reumatoide

dieta para la artritisLo más importante a tener en cuenta para realizar una dieta para artritis saludable es:

    • Hacer una dieta rica en vitaminas y minerales antioxidantes: Vitamina A, C, E. Minerales como el Zinc y el Selenio.
    • Comer alimentos ricos en carotenos: zanahoria, calabaza, boniato, mango, papaya, melocotón, albaricoque.
    • Comer alimentos basificantes (fruta, verdura, hortalizas, legumbres, tubérculos como la patata, olivas, frutos secos, fruta seca, miel) y disminuir alimentos acidificantes (todos los cereales, carnes, embutidos, derivados del cacahuete, pescados aunque menos).
    • Consumir ácidos grasos esenciales que sean antiinflamatorios naturales: El famoso Omega-3, presente en el pescado azul, las nueces y las semillas de lino.
    • Disminuir el consumo de grasa saturadas: carnes rojas y embutidos, lácteos enteros, nata, mantequilla, margarina, crema de leche, bollería.

  • Usar siempre hacer de oliva virgen.
  • Hacer alimentación rica en nutrientes que es frecuente que se produzca un déficit provocado por la pérdida de peso: Magnesio, Manganeso, Zinc, Selenio, vitamina A, D, E, B12 y fosfatos.
  • Controlar los alimentos que puedan provocar una alergia o intolerancia.
  • A veces puede aparecer una intolerancia a los hidratos de carbono que también hay que controlar a través de la dieta y con suplementación.
  • Se ha observado una mejora de la inflamación cuando se hacen dietas bajas en sal (1200 mg sodio/día). Además también mejoran los efectos secundarios de ciertos medicamentos, como los corticoides, que acostumbran a :
  • provocar hipertensión arterial y retención de líquidos
  • Se recomienda cambiar los alimentos lácteos por sustitutivos de la soja enriquecidos en calcio. La leche sacia más y además es de difícil digestión.
  • La fuente principal de proteínas debe ser a partir de legumbre, pescado, huevo, carne blanca y preparados a base de soja.

Llevar a cabo las recomendaciones alimentarias en una dieta para artritis

El trabajo del dietista – nutricionista es fundamental en los casos de artritis reumatoide. Para poder elaborar una pauta dietética se debe realizar una correcta valoración nutricional de la persona para conocer cuáles son sus necesidades reales, qué nivel de afectación por la enfermedad padece y qué objetivos se deben marcar.


Bibliografía: Alimmenta-dietistas-nutricionistas





domingo, 23 de febrero de 2025

GINGIVITIS GESTACIONAL

 

La gingivitis en el embarazo es un problema frecuente para la futura mamá. Aunque no suele presentar gravedad, es importante tratarlo para evitar daños tanto para la mujer como para el feto. En este artículo, aclaramos todas tus dudas sobre la gingivitis gestacional, sus síntomas, sus causas y qué tratamientos se recomiendan.

¿Qué es la gingivitis en embarazo?



La gingivitis afecta aproximadamente al 40% de las mujeres embarazadas. Sus síntomas principales son los siguientes:

  • Enrojecimiento.
  • Sangrado.
  • Hinchazón.
  • Dolor.
  • Sensibilidad.
  • Mal aliento.

Debido a estas molestias, puede suceder que la mujer evite o reduzca el cepillado para prevenir el sangrado. No obstante, esto favorecerá la acumulación de más placa bacteriana y empeorará la gingivitis.

Es importante destacar que muchas de las mujeres que sufren este problema en el embarazo ya padecían una gingivitis con anterioridad. Aun así, algunos factores durante la gestación pueden agravar la afección.

Causas de la gingivitis gestacional

La causa principal de la gingivitis en el embarazo son los cambios hormonales que se producen en los meses de gestación. La subida de los niveles de algunas hormonas ocasiona una mayor sensibilidad en las encías, que puede empezar como irritación. Este proceso comienza en el segundo mes y tiene su punto álgido en el octavo.

Pese a todo, hay otros factores que influyen en la aparición de esta patología. Los detallamos a continuación:

  • Aumento de los niveles de estrógenos y progesterona.
  • Debilitamiento del sistema inmunitario, que repercute en una menor producción de colágeno (necesario para reparar la encía).
  • Reducción de la salivación, la cual protege y lubrica las encías.
  • Exceso de acidez por vómitos frecuentes.
  • Malos hábitos en la limpieza oral.
  • Mayor consumo de carbohidratos (azúcares).


Posibles complicaciones de la gingivitis gestacional

Acudiendo a la revisión odontológica y siguiendo un tratamiento adecuado, la gingivitis en el embarazo no conlleva riesgos para la madre o el bebé. No obstante, si no se trata, puede causar diferentes complicaciones e incluso algunas implicaciones graves para la salud de ambos.

Cuando la gingivitis gestacional se agrava suele derivar en una periodontitis. Mientras que la primera se define como una inflamación de la encía, la periodontitis es una infección mucho más peligrosa, la cual causa daño en las estructuras dentales de soporte y, a la larga, puede conllevar la pérdida de dientes.

Hay que destacar que cualquier infección es un riesgo durante el embarazo. Además, las enfermedades periodontales se relacionan con la posibilidad de sufrir alguno de estos graves problemas:

  • Bajo peso del bebé al nacer.
  • Parto prematuro.
  • Preeclampsia (presión arterial elevada).

Insistimos en que estas complicaciones se pueden evitar con el tratamiento odontológico adecuado y con una buena higiene dental diaria.

¿Se puede prevenir la gingivitis en el embarazo?

Durante el embarazo, la mujer es más vulnerable a padecer diferentes problemas relacionados con la salud de la boca. Algunas de las afecciones habituales podrían perjudicar a la salud de la madre y a la del bebé, por lo que conviene acudir al dentista ante cualquier síntoma para prevenir a tiempo.

Asimismo, existen algunos mitos que causan miedos a la mujer gestante. No obstante, hoy en día los odontólogos trabajan de acuerdo con el estado de cada paciente y disponen de alternativas para cada caso.

La mejor prevención consiste en mantener una correcta higiene dental diaria y evitar el abuso de dulces. El antojo de azúcares se puede sobrellevar con el consumo equilibrado de carbohidratos saludables como frutas o cereales integrales. Igualmente, los enjuagues de agua tibia con sal pueden ayudar a calmar las encías.

La gingivitis en el embarazo se puede y debe tratar por profesionales para garantizar tu salud y la de tu bebé.



miércoles, 5 de febrero de 2025

BENEFICIOS DE LOS ABDOMINALES HIPOPRESIVOS

 


Los abdominales hipopresivos se pueden definir como una técnica postural a la que se le han añadido unas pautas respiratorias y de ejecución muy precisas.

Los ejercicios hipopresivos son una técnica de fortalecimiento muscular beneficiosa para la faja abdominal pero sin efectos negativos sobre el suelo pélvico, que persigue mejorar el control y las cualidades musculares de los programas de reeducación del periné incluidos en la llamada fisioterapia del suelo pélvico (SP) o fisioterapia uroginecológica. 

Este tipo de terapia beneficia a las patologías del disfunción del suelo pélvico o como medida preventiva del mismo. La realización de ellos durante un período de aprendizaje estructurado, dan como resultado, descenso de la presión intraabdominal y la activación refleja de los músculos abdominales y del suelo pélvico, consiguiendo a largo plazo un aumento del tono en ambos grupos musculares, siendo beneficioso para la faja abdominal.

Para una adecuada técnica se deben considerar ciertos signos anatómicos, que delatan el efecto hipopresivo como son: abertura del arco costa, movilización del ombligo hacia dentro y hendidura en las fosas claviculares, así el efecto hipopresivo estaría activo según describe Caufriez.

Los ejercicios se deben realizar con un ritmo lento y respiración pautada por el terapeuta. Las posturas se repiten un máximo de tres veces, con una duración mínima de sesión entre 20 minutos y 1 hora.


Las pautas técnicas para realizarlos según Caufriez y ampliado posteriormente por Rial y Villanueva son:


1. Autoelongación: estiramiento axial de la columna para provocar una puesta en tensión de los espinales profundos y extensores de la espalda.

2. Doble mentón: empuje del mentón que provoca tracción de la coronilla hacia el techo.

3. Decoaptación de la articulación glenohumeral: se provoca abducción de las escápulas y activación de los serratos. colocando los brazos en algunos ejercicios en rotación interna de los hombros, flexión de codos a 90º y flexión dorsal de las muñecas.

4. Adelantamiento del eje de gravedad: desequilibrio del eje anteroposterior que implica variación del centro de gravedad.

5. Respiración costal: respiración diafragmática con fase inspiratoria y espiratoria pautada por el terapeuta. Durante la "fase de inspiración normal" se incrementa el volumen de la caja torácica y se reduce la presión por la apertura de las costilla hacia fuera y arriba, lo que permite la expansión pulmonar y la entrada de aire. El músculo motor principal es el diafragma, que se aplana en dirección caudal y agranda la caja torácica. El músculo esternocleidomastoideo y los músculos serratos anteriores y posteriores pueden ayudar a esta acción creando una "inspiración forzada". La "espiración normal" es un proceso pasivo que comienza cuando se relajan los músculos inspiratorios disminuyendo la cavidad torácica junto a la retracción elástica del tejido pulmonar. En la "espiración forzada" se contraen los músculos espiratorios (intercostales internos y abdominales) que empujan los órganos abdominales contra el diafragma relajado, aumentando su forma de cúpula y disminuyendo por tanto el diámetro de la cavidad torácica.

6. Apnea respiratoria: fase de espiración total de aire y apnea mantenida (entre 10 y 25 segundos según nivel del practicante). En la fase de apnea se añade una apertura costal como simulando una inspiración costal pero sin aspiración de aire. Durante la fase de apnea espiratoria se provoca cierre de la glotis; contracción voluntaria de los serratos mayores y de los músculos elevadores de la caja torácica músculos de las vías respiratorias superiores, intercostales, escalenos, esternocleidomastoideo). El diafragma, durante la fase de apnea espiratoria, se relaja y es succionado como consecuencia de la apertura costal y elevación de la caja torácica. La relajación tónica del diafragma consigue la disminución de la presión torácica y abdominal. Este efecto hipopresivo se logra gracias a la contracción de la musculatura respiratoria, realizada durante la fase de apnea espiratoria del ejercicio hipopresivo. Siendo que, la contracción del músculo serrato anterior provoca la expansión torácica (factor mecánico) y la relajación y tonificación del diafragma torácico (factor neuromecánico); generando de esta forma una caída en la presión intraabdominal e intratorácica. Lo más importante es la adecuada enseñanza de la técnica de los ejercicios así como la sensibilización y educación general del paciente; para fomentar una adecuada adherencia a estos ejercicios y poder tener un adecuado beneficio y mejoría en su condición. La cual es bastante respaldada en los estudios encontrados en la literatura, por los beneficios que se obtienen gracias a la aplicación de los ejercicios hipopresivos.


Fuente: Flores LMG, Uclés VV. Ejercicios hipopresivos: prescripción, técnicas y efectividad. Rev Clin Esc Med. 2018;8(4):1-13.


En un estudio sobre los ejercicios hipopresivos en pacientes con dolor lumbar crónico en un centro de rehabilitación en Lima, se demostró una influencia estadísticamente significativa en la disminución del dolor lumbar. Por lo tanto, este procedimiento se debería considerar como parte del abordaje en el tratamiento en personas para la disminución de la lumbalgia crónica de origen mecánico.


FUENTE: Santiago Bazan Cristhian, Alvarado Perez Juan Rodolfo, Ludeña Ambukka Sheyla Tatiana. EJERCICIOS HIPOPRESIVOS

EN PACIENTES CON DOLOR LUMBAR CRÓNICO EN UN CENTRO DE REHABILITACIÓN EN LIMA.

Rev Cient Cienc Méd  [Internet]. 2023  [citado  2025  Ene  31] ;  26( 1 ): 8-15.

Disponible en: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1817-74332023000100008&lng=es. 

Epub 31-Sep-2023.

libro Ejercicios hipopresivos mucho mas que abdominales de Piti Pinsach y Tamara Rial



De manera general, se pueden obtener los siguientes beneficios al realizar las técnicas hipopresivas:


· Tonificación de la cavidad abdominal.

· Normalización de las tensiones de las estructuras músculo-aponeuróticas antagonistas (cúpulas diafragmáticas, cuadro lumbar, isquiotibiliales).

· Al producirse un descenso de la presión intrabdominal, se consigue una activación refleja de las fibras tipo I, llegando a provocar una tonificación del suelo pélvico a largo plazo.

· Mejor gestión de la presión abdominal al esfuerzo.

· Menor tensión de la musculatura posterior.

· Prevención de lumbalgias funcionales, hernias discales lumbares, vaginales, abdominales, crurales e inguinales. Se le atribuye un objetivo terapéutico secundario en el tratamiento de las lumbalgias porque contribuye a bloquear la columna lumbosacra.

· Mejor vascularización de los miembros inferiores y pelvis.

· Mejor movilización metabólica.

· Mejoría de la sensibilidad sexual.

· Excelente cobertura al postparto.

 

Las contraindicaciones para ejercicios hipopresivos son:


· Debido al mecanismo de ejecución de dichos ejercicios, ya que se realizan en apnea espiratoria (aumentando los niveles de CO2). Se aconseja que no lo realicen aquellas personas con: hipertensión arterial, cardiopatías o patologías respiratorias descompensadas.

· Personas que padecen gonartrosis o coxartrosis, especialmente porque la técnica incluye posturas como de rodillas, cuadrupédica, sentado y semisentado; en donde amerita flexión de las rodillas de 90º a 145º (según sea la posición) así como una flexión de la cadera mayor a 90º y rotación externa de la cadera, lo cual podría generar molestias físicas en dichas posiciones, por tanto no se completarían las técnicas.

· Cirugías como reemplazos de cadera, rodilla y pie.

· Durante el embarazo podría desencadenar contracciones uterinas y provocar el parto prematuro o un aborto.

· Tras el postparto inmediato es conveniente abstenerse de la práctica de ejercicios hipopresivos hasta pasadas 6 a 8 semanas del parto.


La misión de la rehabilitación perineal de forma general es tonificar y fortalecer las fibras musculares del perineo, de modo que las fibras lentas se trabajan con contracciones suaves y mantenidas y las fibras musculares rápidas con contracciones de mayor amplitud y rápidas.


Posterior a la revisión bibliografía podemos concluir que hay evidencia para prescribir los ejercicios hipopresivos en múltiples patologías, como son la disfunción del suelo pélvico (incontinencia urinaria, incontinencia fecal y prolapso de órganos pélvicos) al mejorar el tono de la musculatura pélvica, en postparto, menopausia y sus complicaciones, en escoliosis idiopática torácica con respuesta comparativa con la técnica de Schroth; aumentando la flexibilidad del tronco y el fortalecimiento de los músculos paravertebrales, también en la rehabilitación postquirúrgica del suelo pélvico (cirugías de próstata y útero), en deportistas de alto impacto (deportes de saltos, baloncesto, voleibol, carrera, aeróbicos) se van a ver beneficiados en cuanto a la reducción de la incontinencia urinaria de esfuerzo y evitando el aumento de la presión intraabdominal por malas técnicas, ayuda a la disminución de la circunferencia abdominal y mejoría de la estática postural. Se considera que la terapia combinada de los ejercicios hipopresivos junto a los ejercicios del suelo pélvico ya conocidos (ejercicios de Kegel), genera un aumento de la coordinación de contracción de la musculatura del suelo pélvico. Por lo que se recomienda la prescripción dual de dichos ejercicios con un adecuado entrenamiento.


sábado, 25 de enero de 2025

Diabetes gestacional. Factores de riesgo.

 La diabetes gestacional es la tolerancia anormal de la glucosa que comienza por primera vez durante el embarazo.





Se relaciona con múltiples complicaciones como la preclamsia o el aumento de probabilidad de desarrollar diabetes a largo plazo en las madres; y la macrosomía o anomalías de la función cardíaca en los hijos.

El diagnóstico temprano y tratamiento adecuado son de vital importancia para evitar todas estas complicaciones y mejorar la calidad de vida tanto a corto como a largo plazo de las madres y los niños.

La diabetes gestacional es la intolerancia a los carbohidratos que resulta en hiperglucemia de severidad variable durante el embarazo, asociado con complicaciones obstétricas y neonatales. Es un factor de riesgo a tener en cuenta para futuras enfermedades cardiometabólicas maternas y de los hijos.

La prevalencia ha aumentado en los últimos años, por un aumento de las tasas de obesidad y la edad más tardía de gestación; eso provoca graves consecuencias y altos costos humanos, sociales y económicos.
La prevalencia de diabetes gestacional puede variar según el grupo de población y la etnia, situando el rango entre el 9 y 26% de las mujeres embarazadas.

El enfoque clínico debe basarse en sus complicaciones tanto a corto como a largo plazo.

Las mujeres que la padecen tienen mayor riesgo de sufrir hipertensión o preeclampsia durante el embarazo, nacimientos por vía cesárea y morbilidades asociadas con la diabetes. Además, aumenta un 50% del riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 en los siguientes 10 años.

La diabetes gestacional es la intolerancia a carbohidratos que se diagnostica por primera vez durante el embarazo. No es causada por la falta de insulina, sino por el incremento de hormonas durante el embarazo, que tiene como consecuencia el bloqueo de la producción de esta, denominándose resistencia a la insulina.

Factores de riesgo:

La frecuencia de la diabetes gestacional se ha duplicado en la última década. Se ha demostrado que tanto la edad como la etnia son factores a tener en cuenta. Se informa de una incidencia del 0.4% en las mujeres de razas caucásicas, 5% en raza negra, 3.5 a 7.3% en asiáticas, y hasta 16% en embarazadas de diversos grupos étnicos de Norteamérica.
Además, la incidencia en mujeres menores de 25 años es de 0.4 a 0.5%, aumentando de 4.3 a 5.5% en mayores de esta edad.

Otro factor de riesgo a tener en cuenta sería la obesidad, que si bien se puede medir mediante el índice de masa corporal (IMC) y la relación cintura- cadera, durante el embarazo estas medidas no son del todo acertadas, ya que pueden verse modificadas por el mismo proceso de gestación. Es por ello que se opta por utilizar los pliegues cutáneos como medida de la adiposidad, en concreto el pliegue subescapular.

Factores de riesgo para la diabetes gestacional incluyen


  • Haber tenido diabetes gestacional en un embarazo anterior.
  • Haber dado a luz a un bebé que pesó más de 9 kilos.
  • Tener sobrepeso.
  • Tener antecedentes familiares de diabetes tipo 2.
  • Tener síndrome de ovario poliquístico.
  • Ser mayor de 25 años.
  • Padecer hipertensión arterial.
  • Aumentar excesivamente de peso durante el embarazo.

La diabetes gestacional fue descrita por primera vez en 1824 por Bennewitz en Alemania. En 1964, O’ Sullivan y Mahan definieron los criterios diagnósticos específicos para la diabetes gestacional en EEUU mediante la prueba de tolerancia oral a la glucosa. Tras múltiples investigaciones se demostró una correlación positiva entre el aumento de hiperglucemia y las complicaciones obstétricas y neonatales1. Además de esta prueba, destacan otras dos: la glucosa plasmática en ayunas y la hemoglobina glicosilada. Se manifiesta clínicamente mediante la tríada clásica de la diabetes: polifagia (excesivo deseo de comer), polidipsia (sed excesiva), y poliuria (volumen de orina excesivamente alto).

A las 28 semanas de gestación se considera el periodo de máxima resistencia a la insulina, es por ello que entre las semanas 24-28 de embarazo se debe realizar el diagnóstico de diabetes gestacional en condiciones normales.

La prueba consiste en medir el valor de glucosa en plasma antes del consumo de alimentos, con un ayuno de 8 horasSe realiza entre las semanas 7-12, si esta presenta un valor entre 92 mg/dL y 126 mg/dL se establece el diagnóstico.
Hay diferentes opiniones respecto a la validez de esta prueba para realizar un diagnóstico claro, sin embargo, sí que se debe tener en cuenta como predictor del riesgo de desarrollar diabetes gestacional a las 24-18 semanas. Si se obtiene un resultado entre 92 y 126 mg/dL se deberá correlacionar con los factores de riesgo, establecer sugerencias y recomendaciones para la gestante acerca del estilo de vida y se repetirá el cribado entre las semanas 24 – 28 de gestación con una curva de tolerancia a la glucosa en 2 tomas.


Actualmente se realiza esta primera prueba con 50gr (Prueba de O’Sullivan) como primer cribado. Se realiza la medición tras una hora de haber administrado la carga oral, si el resultado es <140 mg/dl se da por normal; si es >200 mg/dl se establece el diagnóstico de diabetes gestacional; y si la cifra es entre 141-199 mg/dl se repetirá la curva de tolerancia de glucosa, esta vez con 75gr (en ayuno, 60’ y 120 después).

Tratamiento:

El tratamiento de la diabetes gestacional se debe basar en la prevención, e iniciarse con la programación del embarazo. La detección oportuna del trastorno y una red de atención eficiente sería el segundo paso oportuno ante esta enfermedad.

Alimentación
Uno de los pilares fundamentales del tratamiento sería la alimentación. El aporte calórico y la distribución de los nutrientes no difieren del de las embarazadas sin diabetes. La información actual indica que el aporte calórico mínimo seguro en este estado es de 1.600 calorías. El porcentaje de carbohidratos es de 40-55% y el aporte mínimo diario de 160gr, que debe ir fraccionado en las diferentes comidas que se hacen a lo largo del día. El tipo de carbohidratos puede contribuir a mejorar el control, ya que el consumo de aquellos con bajo índice glicémico reduce significativamente la necesidad de insulinoterapia.
Para las diabéticas gestacionales el inicio del plan de alimentación suele resultar dificultoso, ya que les obliga a revisar y reforzar el cumplimiento del plan nutricional, por lo que es de vital importancia el apoyo continuo de los sanitarios .

Actividad física:

Su prescripción debe considerar la actividad previa que se realizaba, su condición actual, el esquema glucémico y la presencia de complicaciones relacionadas con la diabetes gestacional.

Se debe evitar el sedentarismo y el reposo innecesario sin una causa obstétrica justificada.

Monitoreo glicémico:

Es indispensable para el buen control glucémico y establecer las modificaciones oportunas en el tratamiento según los cambios metabólicos que ocurren durante la gestación.

Idealmente las gestantes con diabetes deberían hacerse controles antes y después de cada comida principal.

Insulinoterapia:

Si con dieta y ejercicio no se controla el nivel glucémico será necesario la administración de insulina. Sin embargo, su margen terapéutico es muy estrecho. Además, el 60% de las gestantes tratadas con insulina desarrollan hipoglucemia, asintomática para la madre, pero con repercusiones en el feto. Sin embargo, la insulina por sí misma posee múltiples ventajas ya que no tiene dosis límite, no cruza la barrera placentaria y ha mostrado seguridad materna y fetal. Por ello podemos decir que, si se consigue un buen monitoreo glicémico y un buen control metabólico, la insulina es una gran alternativa en el tratamiento de la diabetes gestacional9,10.

Antidiabéticos orales:

Existe una controversia pendiente sobre su utilidad, indicación y seguridad en el embarazo.










domingo, 19 de enero de 2025

CAMBIOS EMOCIONALES EN EL EMBARAZO

 


Con motivo de su embarazo, algunas mujeres presentan situaciones de cambios de humor bruscos pasando de la euforia a la tristeza. En esta etapa, los cambios físicos son muy evidentes, pero los psicológicos adquieren mucha importancia porque pueden afectar a ciertas situaciones familiares, sociales y laborales.

Afortunadamente, estos cambios emocionales en el embarazo están considerados normales y, lo mejor de todo, es que son temporales. En algunos casos, la personalidad de la mujer se transforma tanto, que algunas parejas creen que están conviviendo con otra persona. Conviene no dejarse llevar por este estado temporal y ayudar a la futura mamá a superar esta etapa de cambios emocionales.

Los cambios de humor durante el embarazo

Los cambios emocionales en el embarazo, que viven las mujeres embarazadas, tienen una base hormonal. Se deben fundamentalmente a que los neurotransmisores del cerebro están alterados debido a que no reciben los mismos niveles hormonales de siempre. Los niveles de progesterona y estrógenos se duplican y, por este motivo, la parte racional de la personalidad disminuye, a la vez que se refuerza la parte emocional.

Estos cambios en los receptores de los neurotransmisores dan lugar a estados de ánimo, que cambian de modo repentino, pasando de la alegría al llanto y se manifiestan en una mayor irritabilidad o mal humor, se notan en una hipersensibilidad hacia aspectos que antes pasaban desapercibidos e, incluso, se reflejan en una mayor inseguridad, aún en mujeres muy seguras de sí mismas.

Cambios emocionales por trimestres

Primer trimestre. Durante los tres primeros meses de embarazo, la futura mamá puede vivir momentos de una gran fluctuación emocional. Estos cambios son más habituales entre la sexta y la décima semana. Es habitual experimentar ansiedad, ambivalencia y frecuentes cambios de humor. Aceptar la nueva situación lleva su tiempo y son frecuentes los temores sobre la capacidad de saber afrontar la nueva situación. La mujer más segura puede volverse frágil y experimentar cambios de humor bruscos que van de la risa al llanto, de la euforia a la tristeza o de la alegría al mal humor. Son más frecuentes en las mujeres que manifiestan síntomas físicos importantes debido a su embarazo como vómitos y náuseas matinales, mal estar general, mareos e indisposición digestiva. La apetencia sexual también suele disminuir debido al cansancio, a las molestias físicas y al miedo a dañar al feto. La comprensión de la pareja es fundamental para sobrellevar todos estos cambios que produce la gestación.

Segundo trimestre. Se caracteriza por ser un periodo de tranquilidad emocional debido a que los cambios hormonales se han estabilizado y la futura mamá ha tenido tiempo de adaptarse psicológicamente a la gestación. Esta adaptación repercute positivamente en la aceptación de los cambios que repercuten en su actividad habitual, dado que su orden de prioridades ha cambiado. Las molestias físicas del primer trimestre han desaparecido y la futura mamá puede experimentar de nuevo un mayor deseo sexual favorecido por un aumento de la sensibilidad.

Tercer trimestre. Vuelven las dificultades anímicas debido a que el volumen de la barriga dificulta el bienestar de la futura mamá. Como consecuencia aparece la dificultad para dormir, la micción frecuente, los dolores de espalda y el cansancio, entre otras molestias, que no ayudan al bienestar emocional. Por otra parte, en el tercer trimestre el tiempo pasa lento, aumenta la ansiedad por conocer al bebé, el miedo al parto y la inseguridad ante la crianza. Y, además, aparece el síndrome del nido con el que verá incrementada la necesidad de hacer cambios en casa y dejarlo todo limpio y preparado para la llegada del bebé.



Estados emocionales que provoca el embarazo

Euforia y tristeza. Tener un hijo es lo que estabas buscando y sientes que estás en una nube, incluso algo excitada. Las felicitaciones de los demás te colman de felicidad, pero cuando tienes que lidiar sola con el malestar físico, el mundo se derrumba a tus pies.

De la risa al llanto. Es inútil que te preguntes por qué te ha entrado la risa floja o por qué estás llorando, ni tú misma lo sabes. Los altibajos hormonales que sufren tus neurotransmisores son los responsables y no hace falta que lo pienses mucho.

Miedo y ansiedad. Seguro que tienes una lista de preguntas interminables sin contestar en relación a tus síntomas, al parto y a la lactancia. El miedo a lo desconocido y la ansiedad que genera no saber si todo va a salir bien o no es normal en todo este proceso.

Despistes y olvidos. No saber dónde tenemos la cabeza porque se nos olvida el lugar donde hemos puesto las llaves o el coche es habitual. Un consejo: tómatelo con buen humor y no le des mucha importancia.