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lunes, 7 de febrero de 2022

BARTOLINITIS

 





¿Qué son las glándulas de Bartolino?

Son las glándulas vestibulares de mayor tamaño. Se localizan en la parte posterior del vestíbulo, de forma bilateral en la base de los labios menores, y drenan a través de un conducto de 2 a 2,5 cm de longitud entre el himen y los labios menores. Habitualmente miden menos de 1 cm y no son palpables, a excepción de infección u otra enfermedad. Su utilidad radica en proporcionar lubricación a partir de la pubertad.

Los quistes del conducto de Bartolino y los abscesos de las glándulas son la patología más frecuente de las glándulas de Bartolino, siendo los problemas más comunes en mujeres en edad reproductora.

El quiste de la glándula de Bartolino es una acumulación de líquido debido a un bloqueo u obstrucción en la glándula, que produce moco en la vulva con una respuesta inflamatoria mínima en el tejido circundante. El absceso puede deberse a una infección primaria de la glándula o una infección bacteriana secundaria del quiste con una reacción inflamatoria aguda local.

Los quistes y los abscesos de las glándulas de Bartolino son más frecuentes entre los 20 y los 30 años. En cuanto a perfil de riesgo, es más probable en infecciones y traumatismos. Otros factores de riesgo son intervenciones quirúrgicas que podrían obstruir el ducto, como episiotomía o colporrafia. Se ha visto una mayor riesgo en mujeres con riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual. En embarazadas, son más frecuentes en el segundo y tercer trimestre.

La causa de los abscesos de la glándula de Bartolino es polimicrobiana. Algunos estudios enfatizaban la Neisseria gonorrhoeae y el Streptococcus microaerófilos como implicados en uno de cada tres casos. Si embargo, datos microbiológicos más recientes recogen que Escherichia Coli es la bacteria aislada con mayor frecuencia en los cultivos positivos tanto en mujeres embarazadas como no embarazadas. Es además el patógeno único más frecuente en infeccines recurrente. También son frecuentes las bacterias anaerobias como especies Bacteroides y Peptostreptococcus.


¿Cómo se diagnostica?

Es diagnóstico es clínico. El quiste suele aparecer en una revisión rutinaria como hallazgo casual, y el absceso al examinar la zona pélvica como una masa blanda, fluctuante en la parte posterior del labio mayor que se extiende hacia el interior del labio menor.

Un pequeño quiste de Bartolino puede ser asintomático. Si son de mayor tamaño puede aparecer hinchazón local, sensación de presión y dolor. Los abscesos de Bartolino, más frecuentes que los quistes, a menudo se presentan con dolor de vulva significativo, dispareunia y en algunas ocasiones fiebre. Una mejoría brusca del dolor con un aumento del flujo vaginal puede ser indicativa de una rotura espontánea del absceso.

El diagnóstico diferencial es con otras masas o lesiones de la región vulvar, entre las que se incluyen: carcinoma de la glándula de Bartolino, absceso en el labio mayor, carcinoma vulvar escamoso, quiste de inclusión epidérmico, quiste mucoso vestibular, quiste sebáceo, leiomioma, fibroma, lipoma, hidradenoma papilífero, siringoma, neurofibroma, quiste de Skene o adenocarcinoma.

Análisis de sangre y cultivos no suelen ser necesarios en quistes no complicados y no se recomiendan de rutina ya que el absceso de la glándula de Bartolino suele ser polimicrobiano. Aunque puede ayudar en el diagnóstico diferencial. En las mujeres postmenopáusicas con quiste de la glándula de Bartolino o en las que no hay mejoría con los tratamientos habituales debe considerarse hacer una biopsia de la misma para descartar alguna de las patologías anteriormente vistas.


¿Cómo se trata?

No existe un tratamiento ideal para los quistes y abscesos de las glándulas de Bartolino. La selección de uno u otro dependerá de la clínica, evolución del cuadro, limitaciones que produzca y patología concomiantes. Puede ser conservador o quirúrgico.

Quistes pequeños y asintomáticos en mujeres jóvenes pueden no requerir tratamiento.

Aquellos abscesos que rompan y drenen espontáneamente pueden tratarse sintomáticamente con calor local, baños de asiento y analgésicos.

El uso de antibióticos como terapia adyuvante del tratamiento quirúrgico del absceso es controvertido, pero se usa a menudo para minimizar la extensión de la infección. En general se consideran antibióticos de amplio espectro como la amoxicilina-clavulánico o clindamicina.

Existen varios procesos quirúrgicos, con sus ventajas e inconvenientes, la mayoría pueden hacerse en consulta bajo anestesia local.

La incisión y drenaje del absceso es la técnica quirúrgica más simple y alivia rápidamente el dolor. Bajo anestesia local, se realiza una incisión en el área de mayor tensión del absceso, cerca del conducto de Bartolino. Para disminuir el riesgo de recurrencia se puede insertar una barra de nitrato de plata cristaloide o escleroterapia con alcohol. Como efectos adversos puede aparecer edema labial o hemorragia local.

La aspiración con aguja simple con o sin spray de cloruro de etilo sola se asocia con más del doble de probabilidad de recurrencia en comparación con la aspiración con aguja con escleroterapia con alcohol.

La escleroterapia con alcohol en la cual después de la evacuación, la cavidad se irriga con alcohol al 70% durante 5 minutos. No es una técnica muy usada por riesgo de necrosis tisular y cicatrización así como de formación de hematoma. Existen recurrencias en torno al 10% de los casos.

La fistulización consiste en colocar un catéter a través de la incisión de la glándula para mantener la apertura y crear un nuevo tracto de salida epitelizado. Se utiliza el catéter de Word, que es una sonda Foley del número 10 con una longitud de 2,5 cm. La incisión debe ser de poco milimetros (5mm), intentando que no sea demasiado grande para evitar que el catéter de Word se desprenda. Se inserta el catéter en la cavidad y se infla con 3ml de solución salina estéril. Cuando el tracto está bien epitelizado, se desinfla el balón y se retira el catéter. Sangrado, expulsión del catéter o dolor durante el procedimiento son las limitaciones más frecuentes. Las recurrencias se observan en un 4-17% de los casos.

La marsupialización consiste en realizar una eversión del tejido glandular. Es una técnica útil en aquellos donde fracasó el catéter de Word o en quistes o abscesos muy recurrentes. Se realiza una sutura de 1,5-3 cm a o largo del eje largo del absceso para drenaje y se evierten y suturan los bordes de la pared del quiste a la piel vestibular circundante con suturas absorbibles, Las tasas de recurrencia son muy bajas. Complicaciones posibles son dispareunia, hematomas o infección por Staphylococcus aureus y más extraordinariamente, bacteriemia y corioamnionitis después de marsupialización recurrentes.

La escisión de la glándula, consiste en una amplia escisión incluyendo tejido circundante en quirófano, es una técnica de elección en quistes recurrentes o sospecha de carcinoma de glándula de Bartolino. No ser recomienda si hay signos de infección activa. Las complicaciones pueden incluir pérdida significativa de sangre o hematoma, fiebre, tiempo de curación prolongado y dispareunia debido a la cicatrización así como desfiguración física y dolor crónico local

La vaporización por láser puede utilizarse para crear una nueva vía de drenaje, la recurrencia está en torno al 20%. No se asocia a formación de cicatrices o dispareunia. Puede existir un sangrado mayor en el 2-8% de los casos y se produce la curación de 2 a 4 semanas.

Durante las primeras 24h después de la cirugía se puede reducir al mínimo el dolor, la inflamación y la formación de hematomas con la aplicación de frio local. Posteriormente se practicarán baños de asiento, una o dos veces al día, para el alivio del dolor y la higiene de la herida. Las relaciones sexuales han de retrasarse durante varias semanas para permitir la cicatrización de la herida.


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