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lunes, 15 de agosto de 2022

RIESGO LABORAL DURANTE LA LACTANCIA MATERNA

 

La necesidad de proteger la lactancia materna y los riesgos de no hacerlo

El Plan de Acción Europeo para la protección, promoción y apoyo a la lactancia materna en Europa reconoce el amamantamiento como una prioridad de Salud Pública y junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la alimentación al pecho de forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida y junto con otros alimentos hasta los dos años de vida o más, según madre e hijo mutuamente deseen.

Los riesgos a los que se somete el lactante que no es amamantado o que abandona la lactancia antes de lo recomendado son múltiples. Entre ellos un mayor riesgo de mortalidad postneonatal durante el primer año de vida, y un mayor riesgo de muerte súbita del lactante. Además, el lactante no amamantado presenta más riesgo de sufrir procesos infecciosos sobre todo gastrointestinales, respiratorios y urinarios, y éstos de ser más graves, aumentando el riesgo de hospitalización hasta 10 veces, según los estudios. Más a largo plazo, el haber sido alimentado con sucedáneos de leche materna (leches de fórmula para bebés) aumenta el riesgo de padecer dermatitis atópica, alergia y asma en niños con antecedentes familiares de alergia, disminuye la eficacia de las vacunas, y aumenta el riesgo de padecer enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus, esclerosis múltiple y cáncer en la edad adulta. Las niñas no amamantadas tienen más riesgo de presentar cáncer de mama en la edad adulta. Varios de los riesgos de la no alimentación al pecho son dosis-dependientes como el riesgo de cáncer de mama, obesidad, enfermedades respiratorias y algunos cánceres. Es decir, cuanto más tiempo se mantiene la alimentación al pecho más disminuye el riesgo.

Los perjuicios de no amamantar también afectan a la mujer que no amamanta, que presenta mayor riesgo de hemorragia postparto, mayor riesgo de fractura espinal y de cadera postmenopáusica, cáncer de ovario, cáncer de útero y artritis reumatoide. Así como aumento de riesgo de enfermedad cardiovascular, hipertensión, ansiedad y depresión

La influencia de las condiciones laborales sobre la lactancia materna.

La reincorporación al trabajo remunerado por la mujer que amamanta, la expone a ella y a su prole, a riesgos físicos, químicos, biológicos, ya ampliamente expuestos y comentados en el documento que la AEP realizó para el INSS19. Pero teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, el Comité de Lactancia Materna de la AEP, afirma con contundencia, basándonos en el conocimiento científico actual, que el mayor riesgo al que se exponen una mujer lactante, su criatura, su familia y el resto de la sociedad, es la pérdida o la menor duración de la lactancia. Los estudios muestran que la duración de la lactancia en las mujeres trabajadoras es menor. Esta menor duración de la lactancia está principalmente relacionada con el número de horas de trabajo semanales, los trabajos a turnos o la ausencia de la madre de casa, durante periodos mayores a 8 horas. Por el contrario, el trabajo a tiempo parcial, menor número de horas continuadas alejadas de su bebé y horarios flexibles se relacionan con una mayor duración de la lactancia

La duración de la lactancia materna en mujeres trabajadoras se relaciona más con las condiciones de su puesto de trabajo en la empresa que con el tipo de trabajo que realicen, especialmente en relación con los siguientes factores:

1. Número de horas de separación entre madre y lactante: en general cuanto más largas son las jornadas laborales más difícil es mantener la lactancia. Un estudio relaciona el trabajo a jornada completa con una reducción de la lactancia materna en 8,6 semanas; así mismo el trabajo a tiempo parcial con jornadas de trabajo de 4 o menos horas al día no disminuyó la duración de la misma y los trabajos a tiempo parcial con jornadas de más de 4 horas redujeron ligeramente la duración de la lactancia materna

2. Facilidades para que la mujer pueda extraer y conservar su leche en las mejores condiciones. Si además de la separación madre-hijo, la mujer no dispone de medios para extracción de la leche habrá mayor riesgo de pérdida de la lactancia. Y, además, las jornadas largas y la falta de facilidades para la extracción de leche suponen un riesgo mayor de mastitis en la madre que amamanta

3. La fatiga es un factor que se ha relacionado con la disminución de la producción de leche considerándose de manera constante como el factor externo más perjudicial para la producción de leche. El tipo de jornada y el turno de trabajo pueden contribuir a dicha fatiga sobre todo las jornadas muy largas, jornada continuada (guardias,etc…) y la nocturnidad. Algunas mujeres pueden verse imposibilitadas para trabajar a turnos irregulares o nocturnos o para hacer horas extraordinarias, si desean mantener la lactancia.

Conclusión y Recomendaciones

El Comité de Lactancia Materna de la AEP, declara basándonos en todo lo anterior:

1. Una política de los Gobiernos y de las empresas que apoye la continuación de la lactancia favorecería por un lado la reincorporación al trabajo de la mujer de una manera satisfactoria y por otro la continuación de la alimentación del lactante con leche materna con todos los beneficios que ello conlleva.

2. El gasto de recursos para la promoción de la lactancia es una buena inversión, para las mujeres, los lactantes, las empresas, el sistema sanitario, y en conjunto para toda la sociedad.

3. Es responsabilidad de todos conseguir que el mayor número posible de mujeres y sus hijos e hijas puedan iniciar y mantener la lactancia materna durante el mayor tiempo posible contribuyendo a un fomento de la salud en general, a una mayor rentabilidad y un menor gasto sanitario.

4. Es responsabilidad de las empresas y de las mutuas facilitar en lo posible las condiciones laborales de las mujeres de la mujer que amamanta y adaptar horario y turnos que faciliten y no entorpezcan el derecho de cada mujer y cada hijo a la lactancia materna al menos durante los 2 primeros años de vida, teniendo en cuenta además los importantes beneficios que las mujeres que crían hijos sanos ofrecen a nuestra sociedad.



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