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viernes, 10 de diciembre de 2021

Hipertesión arterial en el embarazo


 

El control del embarazo durante todos sus estadios tiene una gran importancia para detectar de forma precoz cualquier alteración en la salud, tanto materna como fetal.

Uno de esos aspectos importantes es el control de la tensión arterial de la futura mamá y del que quizás no se suele hacer demasiado hincapié durante el embarazo.

En la actualidad ha aumentado la aparición de la hipertensión en etapa gestacional debido a los hábitos de vida actuales, la obesidad y los embarazos a edades más tardías.

Algunos de los factores predisponentes a esta situación son mujeres primiparas, entre 20 y 35 años de edad que presentan sobrepeso u obesidad, diabetes mellitus, embarazo múltiple o enfermedad renal crónica.

Los estados hipertensivos durante el embarazo desencadenan problemas graves  y por ello es necesario concienciar a la población de su control para evitar complicaciones durante el mismo.

La hipertensión gestacional es aquella cuya tensión arterial sistólica se encuentra por encima de 140 mmHg y la tensión arterial diastólica por encima de 90 mmHg en dos o más tomas separadas de 6 horas, después de la semana 20 de gestación. Si aparece antes de la semana 20, ya se padecía anteriormente o se mantiene más allá de la semana 12 después del parto se denomina hipertensión crónica y no gestacional.

Se le denomina hipertensión gestacional porque la causa de su aparición es el embarazo y su único  tratamiento definitivo es la finalización del mismo. Por ello es muy importante su detección precoz y su control para poder tolerarla durante todo el embarazo.

Dentro de los diferentes tipos de hipertensión gestacional la que más aparece es la preeclampsia con un 7-10%.

La preeclampsia es un síndrome multisistémico que puede aparecer a partir de la semana 20 de gestación hasta el puerperio, que cursa con hipertensión arterial con cifras superiores a 140/90 mmHg, proteinuria (proteinas en la orina) mayor a 300 mg/l en 24 horas y edemas, aunque actualmente para su diagnóstico basta con hipertensión arterial. Se cree que se debe a causa placentaria, debido a un descenso de la perfusión sanguínea a la placenta por vasoconstricción arterial útero-placentaria, que pondría en marcha un complicado mecanismo humoral, causando vasoconstricción generalizada y con ello aumento de la presión arterial.

La preeclampsia si no se trata o no se puede controlar con el tratamiento puede derivar en eclampsia, que consiste en la aparición de convulsiones de tipo gran mal, no atribuible a otra causa.

También puede derivar en un síndrome, denominado HELLP, complicación grave de la preeclampsia, caracterizado por:

- Hemólisis (destrucción de glóbulos rojos)

- Elevación de encimas Intrahepáticas

- Plaquetopenia (disminución de plaquetas)

 

El tratamiento de la hipertensión gestacional consiste en:

- Reposo relativo

- Control periódico de la tensión arterial y del estado fetal

- Dieta normocalórica, normoproteica y normosódica.

- Tratamiento farmacológico de la hipertensión diastólica por encima de 100mmHg

- Finalización del embarazo: en casos de grave afectación materno-fetal, o a partir de la semana 37 de gestación en preeclampsia leve. En pleeclampsia grave con menos de 34 semana valorar la necesidad de maduración pulmonar fetal y tratamiento conservador siempre que el esta materno-fetal lo permita hasta la semana 34 de gestación.

- No suspender tratamiento justo tras el parto, porque pueden mantener tensión elevados por un tiempo e incluso desarrollar eclampsia tras el parto. Se debe disminuir paulatinamente.

 

La hipertensión gestacional es una de las principales causas de morbimortalidad maternofetal. Produce resultados negativos sobre el neonato tales como distrés respiratorio, resultados bajos en el test de Apgar, bajo peso al nacer, nacimientos pretérmino entre otros. Todos estos resultados negativos tienen relación con la prematuridad, ya que el único tratamiento curativo de la preeclamsia es el fin de la gestación.

No solo produce alteraciones durante el embarazo, sino que además puede predisponer el inicio de alteraciones vasculares y metabólicas en el futuro. Mujeres que han padecido  hipertensión durante el embarazo, sobretodo preeclampsia precoz (según el estudio “Trastornos hipertensivos en el embarazo: repercusiones a largo plazo en la salud cardiovascular de la mujer”), en meses posteriores al parto tenían cifras de presión arterial significativamente más elevadas comparadas con mujeres con preeclampsia tardía, predisponiéndolas a padecer hipertensión arterial crónica (2,3-11 veces mayor riesgo) y un riesgo 5 veces mayor de padecer un ictus a largo plazo.

Pero el riesgo no es solo para las madres sino también para sus descendientes, ya que han demostrado un aumento de las cifras de presión arterial y de riesgo cardiovascular durante la infancia y la adolescencia.

Por todo ello, es necesario que la población se conciencie de la necesidad de acudir a las revisiones, formar a las embarazadas para su autocontrol y detectar precozmente problemas hipertensivos y asi poder aplicar un tratamiento conservador, para poder alargar el embarazo hasta las últimas semanas, para su completo desarrollo y conservar el bienestar materno-fetal, sin riesgos ni complicaciones para la futura mamá y su bebé.

Además es necesario un seguimiento posterior de la madre, ya que existe un gran riesgo de padecer con los años afecciones cardiovasculares, sobre todo si no se valora la posibilidad de padecer una hipertensión crónica.

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