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domingo, 26 de marzo de 2023

 

EL USO DE LA TERAPIA VAC EN EL TRATAMIENTO DE HERIDAS Y ÚLCERAS











Como resultado de los cambios alimenticios en la población se ha producido un aumento de la incidencia de diabetes y obesidad, con lo que se puede observar un incremento del número de pacientes con heridas complejas de mala evolución, bien sea por úlceras de diferente índole, o por heridas quirúrgicas de difícil resolución.

Durante mucho tiempo se ha tratado de acelerar la cicatrización de dichas heridas aplicando agentes desbridantes, antimicrobianos, factores de crecimiento o hidrogeles entre otros.

La terapia con presión negativa se empezó a utilizar a mediados del siglo pasado, sin embargo, no ha sido hasta estas dos últimas décadas cuando su aplicación se ha extendido en el medio hospitalario. A finales de los años 90 Argenta y Morykwas la introdujeron como tratamiento complementario en heridas crónicas y úlceras.

La terapia V.A.C. (Vacuum Assisted Closure) es un sistema avanzado de presión negativa, que utiliza un apósito de esponja de poliuretano o alcohol polivinílico que actúa como interfaz entre la superficie de la herida y la fuente de vacío. El apósito de esponja se cubre mediante una lámina selladora adhesiva transparente semioclusiva.

La terapia V.A.C. es un tratamiento avanzado de cicatrización de heridas que se puede integrar en la práctica terapéutica para la cicatrización de heridas, la optimización del cuidado del paciente y la reducción de costes. Se trata de una terapia flexible que puede usarse en el hospital y en el domicilio.

Dicha terapia se ha definido como una modalidad física nueva, potente y no farmacológica de cicatrización de heridas que regula el proceso de cicatrización de éstas, a través de una acción multimodal. La presión negativa puede ser ejercida de forma continua o intermitente.

Aplicar la terapia de presión negativa favorece la cicatrización, prepara el lecho para una correcta epitelización del tejido de granulación. Además, se encarga de eliminar el exudado y restos de material infeccioso.

Antes de comenzar con la terapia se ha de tener en cuenta que el paciente es un candidato idóneo, que conoce y entiende la terapia que se le va a colocar y que se ha producido el desbridamiento quirúrgico previo.

Cuando se va a proceder a la colocación de la terapia se debe elegir el apósito indicado, teniendo en cuenta la extensión de la zona a tratar, así como la localización de la herida.

Debe evitarse que el apósito comprima el lecho de la herida, sólo debe estar apoyado, deben dejarse libres los márgenes. Tras la aplicación del apósito se debe poner la lámina selladora, que tiene que estar conectada a los tubos de succión.

El conjunto de apósito y lámina no deben estar más de dos horas sobre la herida si no está funcionando la succión de la unidad VAC.

Si tras un periodo de dos semanas no se observa mejoría en la zona tratada se debe reevaluar las opciones terapéuticas.

La mayoría de las casas comerciales trabajan con sistemas de aspiración con una presión negativa de 125 mmHg en terapias continuas, aunque la casi todos son ajustables en rangos de 25 mmHg. Se tiende a ajustar al alza en heridas o úlceras con drenaje abundante, grandes extensiones o en zonas tunelizadas; y se baja la presión en aquellos tratamientos que producen dolor al paciente, donde el lecho ha generado excesivo tejido de granulación. También se tiene que tener en cuenta el estado nutricional del paciente (si hay obesidad se necesitan presiones más altas, pero si hay déficit nutricional con abundantes prominencias óseas se debe disminuir la presión).

La elección entre el tratamiento continuo o el intermitente debe ser un consenso entre los distintos profesionales que atienden al paciente.

Las recientes investigaciones han demostrado que el tratamiento intermitente estimula más rápidamente el crecimiento del epitelio sano. Aun así, según la mayoría de los distintos protocolos consultados se recomienda comenzar las primeras 48 horas del tratamiento con presión negativa continúa, si bien es cierto, que tras este periodo se recomienda pasar a la terapia intermitente.

De todas formas, hay pacientes que refieren muchas molestias con las terapias intermitentes, por lo que lo más idóneo es adaptar cada tratamiento de forma individualizada.

Según la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) la VAC está indicada para pacientes con heridas crónicas, agudas, traumáticas, subagudas y con dehiscencias, quemaduras de espesor parcial, úlceras, colgajos e injertos. El uso de VAC (Vacuum  Assisted Closure) con apósitos de plata es una gran ayudar para reducir la infección.

Está contraindicado el uso de la terapia negativa en heridas con presencia de tejido necrótico o escaras con tendones, ligamentos, vasos sanguíneos o nervios expuestos. Cuando existe osteomielitis, en fístulas no entero cutáneas o en heridas con tejido neoplásico.

Se deberán de tomar precauciones en los pacientes que tienen hemorragia activa o déficits de coagulación sin tratar.

Debemos tener en cuenta que las úlceras del pie diabético merecen mención especial, ya que son unas de las grandes beneficiadas por esta terapia, aun así, como sucede con el resto de patologías, el éxito del tratamiento de las úlceras de pie diabético depende del diagnóstico precoz, así como de un buen control de la enfermedad primaria, combinado con el desbridamiento del tejido no viable y la descarga de la presión de la zona ulcerada

La terapia VAC se puede emplear como tratamiento integral de heridas agudas y crónicas infectadas, en este caso los apósitos indicados son los que contiene plata. También está indicado continuar con la aplicación de la terapia si la herida se infecta durante el tratamiento.

El empleo de la terapia de presión negativa es una opción de tratamiento ampliamente extendida. Desde su aparición en el mercado se han ido sumando indicaciones de tratamiento de diversa índole, como podemos ver reflejado en la bibliografía existente al respecto. El sistema VAC promueve la curación de las heridas mediante la aplicación de presión negativa, de manera que el uso de niveles controlados de presión y succión, acelera la resolución de las mismas favoreciendo la vascularización y cicatrización. Actualmente, este sistema se considera un arma fundamental en el tratamiento de las heridas complejas, las cuales suponen un reto terapéutico importante. Esta terapia permite poder planear la cirugía de cobertura de los defectos tisulares con el tiempo necesario y disminuir la necesidad de esfuerzos quirúrgicos de mayor importancia o agresividad para el paciente.

Por otra parte, en multitud de pacientes se mejora el control del dolor. En determinados casos, incluso se puede aplicar la terapia de forma ambulatoria, lo que supone un valor añadido, tanto para la calidad de vida del paciente como en términos de coste hospitalario.

Por todos estos motivos, la terapia de vacío ha ayudado a ofrecer una asistencia más completa a los pacientes, disminuyendo sus tiempos de estancia hospitalaria, optimizando recursos hospitalarios y evitando en muchos casos maniobras quirúrgicas más agresivas.

Bibliografía: Ocronos  Enfermería

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